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Diario de una madre en cuarentena. Por: Cecilia Tecchi.Evgeni Tcherkasski/Pixabay

Diario de una madre en cuarentena, día 36: ¿Cuál parte no se entiende?

Algo ha hecho que muchos olviden el lema "Quédate en casa", tan necesario en tiempos de coronavirus. Lee 'Diario de una madre en cuarentena'

No, hoy no voy a contar ninguna aventura de mi esposo intentando hacer exitosamente las compras en el supermercado en estos tiempos de coronavirus. Pero esta mañana, cuando los grupos de WhatsApp no dejaban de recibir videos de personas indignadas alguna alarma se encendió en mí.

No me importa si tengo detergente o suavizante. Si consigo berenjenas para hacerlas al escabeche o si hay chispas de chocolate en algún de los supermercados cercanos.

Porque hoy por la mañana miles de carros se lanzaron a las calles de Guayaquil, independientemente de la placa, y empleando de manera poco responsable los salvoconductos otorgados. Las colas en los bancos y en los supermercados no fueron normales. Todavía no puedo creer la cantidad de gente que había en algún mercado o en las calles del centro.

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Llamé a un amigo guayaquileño para conversar y me dijo, con la voz entrecortada: “No entienden, se va a seguir muriendo gente”. Después hablamos sobre esa teoría del rebaño tan mencionada entre ayer y hoy y nos despedimos con un fraternal #quedateencasa. Este amigo perdió a 2 familiares y a casi 10 vecinos por el Covid-19.

Y sí, yo también leí, durante el fin de semana, la estrategia utilizada por algunos países para conseguir la inmunidad colectiva. Pero aquí, en Ecuador, en Guayaquil, cada muerto tiene un nombre, una historia, una familia que lo llora, amigos que lo extrañarán. No me vengan con una teoría del rebaño después de los miles de muertos y la película de terror que venimos viviendo desde hace un mes.

A todo esto, ahora, a las familias se nos ha sumado el tema de la escuela. Han suspendido el inicio del ciclo lectivo por todo el mes de mayo y nadie pareciera saber, a ciencia cierta, cuándo nuestros hijos recibirán sus clases. Así es que se han comenzado a armar grupos de madres y padres preocupados por cómo van a enseñarles en casa, en los que se comparte información y diferentes propuestas de jardines y/o colegios para afrontar el año escolar a distancia.

Me preguntaba qué era lo que motivaba a algunas familias, la verdad es que son un montón, a pensar en no matricular a sus hijos en el colegio y enseñarles en casa. Pues bien, los motivos son, fundamentalmente, dos.

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Por un lado, están quienes se niegan a pagar matrículas y mensualidades, argumentando que ese servicio educativo que recibirían no debería costar ese monto. Dentro de este primer grupo, el que lo hace por una cuestión económica, incluyo la variante de quien está dándose cuenta de que no va a poder pagar el colegio de sus hijos.

Por otro lado, están las madres y padres que temen por la salud de sus hijos. han leído que en los niños hay un alto índice de contagio y temen que, además de enfermarse gravemente, sean quienes lleven el coronavirus a casa. Una mamá me comentaba que ha decidido no matricular a sus dos hijos este año porque tienen un tipo poco común de sangre y ambos son asmáticos.

Todos esos argumentos son difícilmente rebatibles y se están escuchando cada día más voces que los sostienen. Pero hay que hacer un llamado de atención que tiene que ver con los niños. Porque el colegio, para ellos, ocupa un lugar importante en la vida. Y dentro del Estado, el sistema educativo es fundamental para formar ciudadanos.

Y así como invito a pensar en el impacto que tendrán nuestras decisiones en los niños, considero oportuno, también, pensar en los docentes: ¿tienen computadora? ¿tienen internet? ¿saben cómo planificar estas clases? Digo, nomás.