Padre e hijo
La especialista recomienda a los adultos amoldarse a las necesidades de los niños, a su estado de humor y temperamento,.Archivo

El arte de hablar con niños: claves para obtener un diálogo fértil

Una psicóloga de Harvard ofrece un ABC de consejos

Hablar con niños supone para muchos padres y profesores un desafío diario. La palabra es una puerta abierta al conocimiento, al entendimiento y a la autonomía infantil.

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Pero si la conversación con los más pequeños no se cuida, puede convertirse en un auténtico laberinto.

Rebecca Rolland, psicóloga, profesora de la Universidad estadounidense de Harvard y especialista en patologías del lenguaje oral y escrito en el departamento de Neurología del Hospital Infantil de Boston, ha publicado ‘El arte de hablar con niños’ (Editorial Diana), en el que proporciona consejos acerca de la conversación entre los adultos y los niños. La psicóloga ofrece herramientas y pautas.

La autora lo describe como pasos ABC.

  • La A es de Adaptación: los adultos deben amoldarse a las necesidades de los niños, a su estado de humor y temperamento, comprendiendo cuando les apetece realmente conversar.

  • La B de Bidireccional: se trata de una conversación en equilibrio, donde las palabras del niño y las del adulto tienen el mismo peso y valor. Hay que encontrar el punto de equilibrio, donde ambas figuras aporten información a la comunicación.

  • La C de Centralidad: la conversación debe estar centrada en el niño. Los adultos deben esforzarse por acercar esa conversación a algo que al niño le interese, para que el pequeño sea proactivo en la comunicación.  

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Para la experta, la principal diferencia a la hora de hablar con niños de distintas edades reside en la sencillez y el contenido del lenguaje que podemos utilizar.

Rebecca Rolland apuesta por entablar con los más pequeños conversaciones basadas en ideas sencillas y concretas.

"Con un niño de cinco años probablemente no deberíamos hablar sobre la guerra, la gravedad o la empatía. Pero sí que podemos tener conversaciones interesantes sobre esas ideas con conceptos más concretos como, por ejemplo, hablar de cómo las hormigas de la acera van todas en fila y porqué", señala la psicóloga.

Cuando el niño crece, el adulto puede darle más poder dentro de la conversación. Rolland explica que "a un adolescente de unos 15 años podemos plantearle preguntas como: “¿Qué puedes hacer para enseñarme esto?” interesándonos los adultos por el mundo social que les rodea".