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La discriminación a las personas LGBTIQ es un problema que muchas veces pasa desapercibido.CANVA

El amor que incomoda: historias de discriminación silenciosa hacia parejas LGBTIQ+

La discriminación a personas de la comunidad LGBTIQ+ no siempre se da con golpes o insultos

La discriminación ya no siempre se presenta con violencia explícita. En su lugar, han emergido formas más sutiles y, por eso mismo, más difíciles de enfrentar. En Ecuador, muchas personas LGBTIQ+ viven con una aceptación condicional: se las “tolera”, pero se evita nombrarlas, visibilizarlas o incluirlas plenamente.

Aunque la ley reconoce ciertos derechos, la práctica revela un país que aún se incomoda cuando el amor no cabe en lo tradicional. Hablar de discriminación no siempre es hablar de odio. A veces, es contar cómo un abrazo se detuvo, cómo una conversación se desvió, cómo una puerta se cerró sin razones. 

Buscar un anillo y enfrentar etiquetas: la experiencia de Martín

Martín y Daniel llevaban cuatro años juntos. Compartían departamento, mascotas y rutinas. Después de atravesar mudanzas y una pandemia, Martín decidió pedirle matrimonio a Daniel. Quería hacerlo bien, así que salió a buscar el anillo perfecto. Sin embargo, lo que debía ser un gesto romántico se transformó en un recorrido incómodo.

Visitó cinco joyerías del norte de Guayaquil y en todas vivió una escena parecida: sonrisas que se apagaban cuando mencionaba que el anillo era para su “novio”. Las frases llegaban disfrazadas de recomendaciones: “¿está seguro? estos se los llevan ellas no ellos” “ese tiene brillitos, eso es de mujer” o bien “podemos buscar algo más masculino, sin piedra, sin brillo”.

Eligió al final una joya sobria, pero al salir con la bolsa en la mano pensó si debía haber dicho algo o si solo estaba exagerando la situación. Pero no era la primera vez que enfrentaban ese tipo de situaciones. Cuando estaban buscando un departamento, algunas inmobiliarias ya les habían cerrado las puertas con excusas como “preferimos familia” o “no aceptamos hombres solos”.

En ciertos espacios públicos evitaban tomarse de la mano y en reuniones sociales, la pregunta solía llegar: “¿Quién es el hombre y quién la mujer?”. Martín entendió que la homofobia no siempre se grita, ahora se disfraza, se susurra, se esconde en frases amables que hieren igual. Aun así, semanas después, se arrodilló frente a Daniel. El anillo brilló y también la dignidad.

“No eres un hombre biológico”: los límites impuestos a Emilio

Emilio Villafuerte es un hombre trans y activista. Hace algunos años mantenía una relación 'heteronormada', aún sin haber iniciado su transición hormonal. A pesar del vínculo emocional, su entonces pareja le confesó que ponía fin a la relación por una razón puntual: él no era, según sus palabras, “un hombre biológico”.

Fue un despertar de conciencia.

Emilio Villafuerte

Activista trans

Aquella ruptura estuvo atravesada por mandatos externos: creencias religiosas, presiones familiares, y una comprensión binaria del género que aún persiste en muchos entornos. “Fue un despertar de conciencia”, cuenta Emilio. “La transición no debería condicionarse por los genitales. Uno no va por la vida preguntando qué genitales tiene otra persona para validar su identidad”.

Hoy en día está felizmente casado con su esposa y menciona que esa experiencia funcionó como impulso para su activismo. Lo que marcó una herida se transformó en una fuente de fortaleza: una forma de señalar cómo los estigmas sociales siguen operando, incluso dentro de vínculos que, en apariencia, se construyen desde el afecto.

Discriminación LGBTIQ
La discriminación a parejas del mismo sexo muchas veces se da de manera sutilchat GPT

Autenticidad frente al prejuicio: la historia de María José

A diferencia de Emilio o Martín, María José, una mujer lesbiana hoy casada con Ángela, comenta que ha tenido la suerte no haber experimentado discriminación con su pareja. De hecho, relata que, en su entorno más cercano aceptaron su relación, primero con sorpresa, pero luego la trataron con normalidad. Su experiencia es la de alguien que ha aprendido a vivir con apertura, sin ocultarse: “Yo salgo a la calle con Ángela, la tomo de la mano, le doy un beso en un restaurante. Como cualquier pareja que se ama”.

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Frases que hieren: el lenguaje cotidiano que sigue discriminando a personas LGBTIQ+

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Sin embargo, también ha vivido momentos incómodos. Recuerda que asistió a una fiesta con su ahora esposa y escuchó que alguien dijo: “¿Qué hace esta marimacha aquí?”. María José escuchó la frase, se giró, miró directamente a quien la había dicho. La mujer, al darse cuenta de que ella la había oído, se incomodó, enrojeció y se retiró. “A mí me pareció algo sin importancia”, recuerda. “Pero claro, esa persona no sabía que yo era amiga de todos los demás”.

Su testimonio muestra otra forma de enfrentar la discriminación sutil: desde la autenticidad. Sin esconderse, sin buscar aprobación. Su vida, dice, está marcada por la decisión de no ceder terreno. “La gente que más amo lo sabe. El resto, sinceramente, no me interesa”.

La discriminación que no grita, pero se siente, sigue siendo parte del paisaje cotidiano de muchas personas LGBTIQ+. Lo que muestran Emilio, Martín y María José no son anécdotas aisladas, sino fragmentos de un sistema que aún no se acostumbra del todo a ver, nombrar y respetar todas las formas de amar y ser.

Estas historias revelan que el desafío actual no siempre está en conquistar derechos legales, aunque aún quedan pendientes, sino en lograr una convivencia cotidiana sin silencios incómodos, sin gestos que hieren y sin etiquetas que deshumanizan.

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