En octubre de 2013, la Asamblea aprobó y declaró de “interés nacional” la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní. La oferta del Ejecutivo es que se afectaría solo el 1x1000 del parque. Es decir, las 1.035 hectáreas.

El Yasuni, envuelto en la penumbra

La consulta popular revivió un viejo dilema entre explotación y conservación. En medio de la polémica aparece, otra vez, el Parque Nacional Yasuní y el campo petrolero ITT.

La consulta popular revivió un viejo dilema entre explotación y conservación. En medio de la polémica aparece, otra vez, el Parque Nacional Yasuní y el campo petrolero ITT.

El Ejecutivo propone, como consta en la pregunta 5 de la consulta, incrementar la zona intangible en, al menos, 50.000 hectáreas y reducir el área de explotación petrolera autorizada por la Asamblea en el Yasuní de 1.030 hectáreas a 300 hectáreas.

Para los colectivos ambientalistas no es suficiente. Y suman motivos. Como publicó ayer EXPRESO, un informe del colectivo Geografía Crítica advierte que el área afectada por la actividad petrolera sería superior al límite que impuso el Legislativo en 2013 si se cumplen los planes de Petroamazonas.

¿Cómo llegaron a esa conclusión? El colectivo ambientalista, dice el informe al que accedió este Diario, hizo cálculos territoriales respecto a la explotación realizada en el Bloque 31 y 43, su afectación directa al Parque Nacional, y generó una extrapolación de datos a las áreas que han sido propuestas para la ampliación de la frontera petrolera en el área.

Por ahora, ese estudio dice que con los trabajos en el Bloque 43 se está afectando 743,8 hectáreas.

El problema vendría con la ampliación de la frontera petrolera a los campos Tambococha e Ishpingo. Ellos creen que con la construcción de nuevas plataformas se tocaría a 2.398 hectáreas dentro del parque. Y eso sin contar con el área afectada por la sísmica 3D.

Por eso su pedido es que la Asamblea revoque la autorización de explotación petrolera en la zona.

Las autoridades del sector, así como Petroamazonas han negado que la actividad petrolera supere los límites de lo permitido.

El lunes, el ministro de Hidrocarburos, Carlos Pérez, dijo a El Telégrafo que las operaciones se desarrollan con altos estándares de calidad y, además, la relación con las comunidades es saludable.

Los ambientalistas plantean, además, una interrogante adicional: cuáles han sido los beneficios que han tenido el país y los pueblos del área con esta explotación en el Bloque 31 y el campo Tiputini del Bloque 43. Para ellos, “el mito del desarrollo no ha generado una mejor calidad de vida a los pueblos”.

Edmundo Brown, expresidente de Petroindustrial, explica que el ITT contiene la reserva de crudo más importante para Ecuador: 1.500 millones de barriles. “Es el campo más grande de los que hay en el Oriente, incluso si se incluye a Perú”, precisa el experto.

Es, además, el único campo que puede brindar más petróleo en el orden de 100.000 barriles diarios, dijo Brown. Dejar de explotarlo sería muy perjudicial para las finanzas públicas, advierte.

Incluso, dice él, de aprobarse la consulta popular y ganar el sí, no existiría una afectación a la producción de Petroamazonas en esa zona. La consulta prevé reducir la zona de explotación petrolera de 1.030 hectáreas a 300. A criterio de Brown, esas 300 son más que suficientes para realizar los trabajos.

De hecho, Petroamazonas tiene previsto ocupar solo 236 hectáreas para realizar su trabajo de explotación. IGF/SAM