Esfuerzo. Mario Ortiz, en su afán por competir, se presentó en la categoría máster, con el simple hecho de poder competir y  tener la satisfacción de haber logrado su propósito.

La vulnerabilidad no los detiene

Cientos de atletas, entre profesionales y aficionados, jóvenes y mayores, de toda condición, raza o credo religioso, que llegaron de todos los rincones del país, se fundieron en una sola masa humana con el objetivo de conquistar el asfalto guayaquileño

Cientos de atletas, entre profesionales y aficionados, jóvenes y mayores, de toda condición, raza o credo religioso, que llegaron de todos los rincones del país, se fundieron en una sola masa humana con el objetivo de conquistar el asfalto guayaquileño.

Unos pretendían ganar la competencia o mejorar sus marcas con objetivos deportivos muy bien trazados, otros simplemente aspiraban a llegar a la meta de la prueba atlética más importante del país.

Dentro de las distintas categorías en que se dividió la prueba, se destaca la máster, en la que algunos participantes afirman haber intervenido por amor al deporte en una muestra de tenacidad digna de resaltar. Llegaron de todas las provincias sin escatimar esfuerzo alguno con tal de estar en la línea de llegada y arribar a la meta, venciendo obstáculos como el fuerte calor y humedad del Puerto Principal, entre otros.

Entre los participantes estuvo Mario Ortiz, un discapacitado de origen ambateño, quien en una demostración ejemplar se ubicó en la llegada presto a completar el recorrido.

Desde hace siete años mantiene una discapacidad física que le impide la movilidad en sus dos piernas, sufrió una fuerte descarga eléctrica que le produjo una enfermedad llamada osteomielitis. Reconoce que el no haber seguido las instrucciones de los médicos agravó su enfermedad y los galenos recomendaron la amputación de sus miembros inferiores.

Según Ortiz, pertenece a la Fundación Achiles Internacional en Nueva York. Esta institución propicia que las personas con cualquier tipo de discapacidad participen en eventos deportivos a nivel mundial. Ingresé a esta institución gracias a la gestión de amigos que residen aquí en Guayaquil, quienes me ingresaron a través de la Internet”, dijo Ortiz a EXPRESO.

“Considero que el deporte es una adicción, pero sana, es mejor hacer el deporte que estarse dañando la vida con las drogas, eso como mensaje a la juventud. No existe la discapacidad, simplemente existe una barrera mental, hay quienes se ponen obstáculos y no pueden cumplir sus objetivos, claro que es más fácil para una persona con sus capacidades completas que para mí cruzar cualquier barrera, pero ese paradigma es el que hay que vencer”, agregó el atleta.

Además, en la categoría damas otro ejemplo es: Tránsito Cajamarca Jácome, es una participante quiteña que lleva una rutina de vida sana, dedicada a la práctica deportiva. Se levanta a las 05:30 a entrenar diariamente, diversifica sus puntos de entrenamiento entre parques, carreteras o donde se de la ocasión, lo importante para ella es mantener la buena forma atlética.

Después de su entrenamiento se dedica a elaborar artesanías con tejidos. “Invierto mis ahorros en comprar estos materiales de los tejidos, es mi forma de ganarme la vida”, dijo la deportista. Cuando se entera sobre la realización de competencias atléticas, deja todo y viaja a cumplir su deseo de participar.