Santa Catalina Labouré. Dolores Lozada mira la papeleta para votar.

El voto toco a la puerta

El derecho al voto entró por la puerta. Los comedores, las salas y hasta las habitaciones de las casas de la mayoría de 883 electores a nivel nacional fueron, por breves minutos, juntas receptoras del voto.

El derecho al voto entró por la puerta. Los comedores, las salas y hasta las habitaciones de las casas de la mayoría de 883 electores a nivel nacional fueron, por breves minutos, juntas receptoras del voto. Ellos son los beneficiarios del programa Voto en Casa que ayer desplegó a decenas de funcionarios del Consejo Nacional Electoral para receptar la votación adelantada de personas mayores de 65 años y con el 75 % de discapacidad registradas en el programa en las 24 provincias del país.

La jornada en Guayas inició pasadas las 06:30 con la apertura de 16 paquetes electorales para la verificación del material y posterior traslado a los domicilios de los votantes. Cada junta receptora del voto móvil fue custodiada por dos oficiales de la policía.

Una de las primeras en sufragar en Guayaquil fue Targelia Meléndez, de 90 años de edad. En el comedor de su domicilio, ubicado en La Atarazana, fue colocado el biombo antes de entregarle la papeleta electoral que fue depositada, luego de votar, primero en una funda negra y luego en la urna. “Es importante votar para mí hasta que pueda hacerlo porque es un voto más. Antes iba a la junta donde me tocaba pero ahora no puedo caminar”, relata la votante.

Meléndez fue una de las 126 personas del programa empadronadas en Guayaquil, de un total de 153 registradas en toda la provincia que también incluyó sufragantes en los cantones Daule y Milagro.

El director de la Delegación Electoral del Guayas, Roberto Ronquillo, acompañó la jornada en algunos puntos. Precisó que previamente ejecutaron un simulacro para confirmar la permanencia domiciliaria de los votantes que también sufragaron en la primera vuelta.

Luis Eduardo Rodríguez (75 años) y Carlos Hidalgo (80) también votaron pasadas las 08:00 de ayer. El primero desde el comedor de su vivienda en Acuarela del Río y el segundo desde su habitación en Sauces 2, norte de Guayaquil. Sus votos al igual que el del resto serán escrutados pasadas las 17:00 del 2 de abril, día de la votación general para la segunda vuelta.

Los abuelos de un centro geriátrico recibieron ayuda

Los delegados del Consejo Nacional Electoral (CNE) llamaban a sufragar de uno en uno a los inquilinos del hogar de ancianos Santa Catalina Labouré, en el centro de Quito.

Así, el CNE empezó, ayer, el voto para adultos mayores que residen en centros geriátricos. Los abuelos esperaban que dijeran sus nombres para acercarse a una de las dos juntas electorales que se instalaron en un pasillo de la institución.

Casi todos iban acompañados por algún asistente, que les hablaba al oído o les ayudaba a sostenerse, sentarse o guardar la papeleta de votación en la urna.

Manuel Yantay fue uno de los ancianos que sufragó. Él, que trabajaba cuidando autos en una empresa lechera, tiene cuatro hijos pero vive en el centro. “Voto porque eso me pidieron”, comentó a este Diario.

En cambio, Luz María Morales , de 93 años, viuda y sin hijos, explicó sonriente a este Diario que quería elegir al nuevo presidente de la República.