Las viviendas colapsadas exceden los 30 años

Las viviendas colapsadas exceden los 30 anos

En la esquina de la 35 y Cuenca (suburbio oeste), hay una casa con una parte del techo, del piso y de una pared destrozadas. Su propietario, Héctor Segura, por su profesión sabe sobre los costos que implica la reconstrucción de ese tipo de daños. De 73

En la esquina de la 35 y Cuenca (suburbio oeste), hay una casa con una parte del techo, del piso y de una pared destrozadas. Su propietario, Héctor Segura, por su profesión sabe sobre los costos que implica la reconstrucción de ese tipo de daños. De 73 años, es albañil contratista, pero en el retiro.

“Mi abuelo es el dueño de la casa. Ahora no tiene dinero para invertir en repararla. El Municipio nos dijo que debemos demolerla porque la casa ya no vale, se cae en cualquier momento y es un riesgo”, dijo un nieto de este guayaquileño.

Una situación similar se vive en el número 216 de la Octava y Capitán Nájera, donde la vivienda en la que residen Mercedes Ganchozo Vélez, de 85 años, y sus dos hijas, de 51 y 53 años, una de ellas con registro del Conadis, fue declarada por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) cantonal, en estado de colapso total. Hay otras 18 en situación similar.

“Nos han dicho que ya tenemos permiso para construir, pero nosotros no tenemos cómo”, manifestó Patricia Hernández, una de las hijas.

“Alguien debe ayudar a reconstruir estas casas”, comentó uno de los hijos de Lupita Cujilema, dueña de la vivienda ubicada en el número 2412 de la Décima y El Oro, donde hay otras tres propiedades afectadas. “Ni el Municipio ni el Gobierno nos dan una solución”.

La mayoría de las casas tienen una misma línea constructiva: materiales mixtos. Paredes de ladrillo y cemento, con estructura y piso de madera. Viviendas que tienen entre 30 y 60 años de construcción.

Solo la ubicada en la esquina noroeste de García Moreno y Ayacucho, de dos pisos altos, era edificada en cemento. Esta colapsó de manera dramática la noche del sábado antepasado, quedando totalmente destruida. Ahí alquilaban departamentos Pablo Quispe, Jenny Mora y Ruth Pinargote.

En la mayoría de los casos, las viviendas de construcción mixta presentaron fallas similares durante el movimiento sísmico con epicentro en la costa norte del país: paredes que cedieron, vigas que se partieron.

Con el desprendimiento de la cubierta de cemento, quedó en evidencia la manera en la que los maderos han sido carcomidos por la polilla.

La caída de paredes provocó daños en casas vecinas, como en el caso de los Chávez, en el número 1322 de Guerrero Martínez y Gómez Rendón. “El dueño de la casa de donde cayó la pared, en el número 2900, de Gómez Rendón, no ha dicho nada”, indicó uno de los miembros de esta familia.