Viejas estrategias de campana

Como táctica, los políticos siempre apelan al sentimiento del votante. Me acuerdo de que cuando yo era muchacho los asesores de campaña de Velasco Ibarra, en un aguacerón, lo treparon en un burro y le pusieron poncho y sombrero para granjearse la simpatía de la ciudadanía. En esta campaña ya veremos a los candidatos regalando juguetes en Navidad y visitando a los viejitos en los hospicios; abrazando y besando a los niños pobres o jugando con mascotas para demostrarnos su amor y ternura hacia ellos. Así fuimos formados (¿o deformados?) para que votemos emocionalmente y no reflexiva y racionalmente, como debe ser.

Miguel Ulloa Paredes