La vida sin examinar de Trump

En el Eutifrón, uno de los primeros diálogos de Platón, Sócrates viaja al tribunal ateniense para asumir defensa de acusaciones falsas que alegaban que él corrompía a la juventud de la ciudad y no creía en los dioses. Justo antes de llegar a este lugar, tiene un encuentro que arroja mucha luz sobre lo que pudiese ser el más importante defecto del Presidente Donald Trump.

Cuando Sócrates estaba por llegar a este tribunal, se topa con su amigo Eutifrón, un joven que está en camino al mismo lugar para enjuiciar a su propio padre por el asesinato de otro hombre. Eutifrón le dice a Sócrates que él cree que está haciendo lo correcto, porque, independientemente de si un asesino pertenece a la propia familia, o si la víctima es un pariente o un extraño, los malhechores que son culpables de un crimen deben ser castigados. Eutifrón insiste en que los dioses aprobarán su acción, porque él está haciendo lo que la piedad exige. Pero Sócrates, siendo Sócrates, convierte la explicación de Eutifrón en una discusión más amplia sobre la naturaleza misma de la piedad. Sócrates está convencido de que Eutifrón no procesaría a su propio padre sin estar absolutamente seguro de que esa era la acción piadosa que se debía tomar. Y, sin embargo, en el entendimiento de Sócrates, Eutifrón no puede tener tal certeza a menos que sepa con seguridad qué es la piedad. Los esfuerzos de Eutifrón por definir la piedad fracasan en última instancia, ya que no resisten el escrutinio de las preguntas perspicaces de Sócrates; al fin de cuentas, él no sabe realmente lo que es la piedad. El Eutifrón termina con su personaje principal retirándose apresurada y cobardemente después de expresar abruptamente que tiene asuntos más urgentes que atender.

Por supuesto, el propósito de Platón en el diálogo no es definir la piedad: si Sócrates conocía una mejor definición que las inaceptables ofrecidas por Eutifrón, no la revela. En cambio, el punto de Platón es mostrar que Eutifrón es ignorante de su propia ignorancia acerca de la piedad, y que Eutifrón, por lo tanto, no puede realmente saber si procesar a su padre es, en los hechos, la acción correcta a seguir.

El conocimiento que proviene de este tipo de autoexamen es de importancia crucial en toda toma de decisiones. Uno debe conocer el carácter moral de cualquier acción que uno esté considerando llevar a cabo. Y, para eso, uno debe estar muy consciente de lo que uno no sabe sobre lo que uno hace.

La ignorancia de la propia ignorancia- es la característica más perturbadora de Trump. Muchas de las propuestas son bastante preocupantes en sí mismas; pero, son aún más preocupantes a la luz de lo que ha dicho (a viva voz y vía Twitter) sobre una serie sin sinfín de temas nacionales e internacionales. Trump ha revelado una profunda falta de comprensión de asuntos políticos complejos: seguridad nacional, asuntos exteriores, inmigración, impuestos, desigualdad económica, salud, educación, medio ambiente, comercio, aborto, derechos religiosos, libre expresión y mucho más.

Al igual que Eutifrón, Trump no sólo piensa que sabe lo que sabe, y que lo que él sabe es suficiente como para tomar decisiones sólidas.

La arrogancia epistemológica de Trump, no es un rasgo que uno espera encontrar en la persona que ocupa el cargo más alto en el país más poderoso del mundo. Lamentablemente, nada podría ser más peligroso para EE. UU., para otros países o para el planeta.