
Victor Anchundia: “Se disuelven para no afectar a terceros”
Riguroso en el uso de las palabras, hace la diferencia entre causal de disolución y “el hecho inevitable de disolución”.
¿Qué impide que una empresa en causal se disuelva?
La Superintendencia es la que marca la diferencia. Advertimos a la compañía de la situación y esta tiene un plazo de 30 días para ajustarse, aunque en la práctica se puede prorrogar a seis meses, nueve meses. Le decimos: “Usted está en causal, ¿qué va a hacer? Supere la causal”. Y ahí empieza el trámite de la empresa a conseguir préstamos, hacer aumentos de capital, enjugar las pérdidas con cuentas de reservas...
Y si no, ¿cierran? ¿Por qué disolver una empresa con solo un mal año?
Para evitar que sigan incumpliendo sus obligaciones económicas. Porque podrían generar más pérdidas y podrían afectar a terceros. Pero nuestro objetivo no es disolverlas. De hecho, la Superintendencia está trabajando en una reforma para no considerar a las empresas que recién se constituyen en esta causal de pérdidas durante sus dos primeros ejercicios económicos. En el primer ejercicio económico, están en la fase preoperativa. Es obvio que tendrá pérdidas.
Este año hay más empresas en esa causal, ¿habrá también más disueltas?
En 2014, se disolvieron 2.146 firmas. Si sumamos 2015, no llegamos ni a 900. Esto se debe, por un lado, a que se sinceró la información financiera y por otro, mejoraron su situación porque tenían recursos para hacerlo. La tendencia es... Me pesan las palabras ‘a la baja’, prefiero decir que mejoraron su situación económica.
¿Serán más las que cierran que las que nacen?
No. La tendencia en constitución de compañías siempre es mayor que la de disolución. Porque es un trámite que depende de la voluntad de los otorgantes. La Superintendencia no disuelve tan rápido.