Tal vez la vida sea un perenne abrazo de unos hacia otros... demoslo de verdad

En este caos, de nuestro diario mundo, el desprecio a la vida humana nos exige tomar partido por toda existencia, mediante un ejercicio continuo de empatía, de escucha y de mano tendida. A mi juicio, urge abordar las condiciones que ayudan a propagar el terrorismo.

Sería bueno reforzar la capacidad de los Estados y fortalecer mucho más aún el papel de Naciones Unidas, previniendo y combatiendo esta tremenda lacra que no valora la vida humana, garantizando el respeto universal de los derechos humanos y del estado de derecho como pilar fundamental de la lucha contra estos sembradores del miedo, que bloquean el diálogo entre las naciones, dado que su único propósito es matar y destruir indistintamente vidas humanas y bienes, así como crear un clima de inseguridad que nos impida coexistir.

Por ello, cuanto más indefensos son los seres humanos, tanto más deben ser protegidos. En vista de estas paranoias, quizás debiéramos ahondar más todos en este hombre interior que todos llevamos con nosotros, puesto que alcanzando este camino de madurez interna, sí que avanzaríamos hacia el auténtico rescate de la humanidad.

Tal vez la vida sea un perenne abrazo de unos hacia otros... démoslo de verdad.

Víctor Corcoba Herrero