Venezuela, guerra de intereses
Los acontecimientos en Venezuela concentran la atención del hemisferio. Venezuela, un país que se debate en la miseria pero que es el centro de grandes intereses.
Dos presidentes, uno de ellos, es el interino Juan Guaidó, quien para los empresarios venezolanos, ya sea en el exilio o en su propio país, representa la esperanza de recuperar la institucionalidad y la democracia. Es reconocido y aceptado por la mayoría de la comunidad mundial como el legítimo presidente de Venezuela, salvo el caso de aquellos que aún forman parte del sistema fascista, corrupto-delincuencial del socialismo Castro-Chavista; regímenes fascistas, que son grandes clientes de Rusia y China en cuanto a compra de armas se refiere, porque con la fuerza de esas armas se sostienen en el poder por la fuerza. He ahí la razón por la que China y Rusia son los mayores defensores de los regímenes fascistas alrededor del mundo, es un tema de intereses económicos, no ideológicos.
El interés económico de EE. UU. es detener la migración irregular a su territorio, que incrementa los gastos de su presupuesto. Aquello del interés en el petróleo venezolano pasa a segundo plano, ya que de alguna manera, luego de la incursión en Irak, las empresas norteamericanas tienen el control del mismo; pero no es menos cierto que a las grandes empresas de tecnología, también les interesa la venta de sus productos para combatir a los carteles del narcotráfico, organizaciones delictivas internacionales que financian grupos paramilitares dedicados al narcoterrorismo, coyoterismo y que son el poder tras el poder en los países que logran convertir en narcoestados, como en la actualidad Venezuela y Nicaragua.
Para Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el grupo de militares en el poder es cuestión de no perder privilegios, poder y dinero. Por último, para los grandes carteles de la droga es cuestión de no perder países a los que convirtieron en narcoestados para sembrar, producir, distribuir, exportar narcóticos y lavar el dinero que dicha actividad genera.
Como podemos apreciar, Venezuela es el campo de batalla en una larga guerra de intereses.