Venezuela: cerca del fin
La noticia de que el Citibank de Nueva York le ha informado a Pdvsa, la empresa petrolera estatal venezolana, que deja de actuar como pagador de los bonos de su deuda, es un anuncio con serias implicaciones.
Representa una clara advertencia al Gobierno socialista del presidente Maduro de que la comunidad internacional ha llegado al límite de su tolerancia respecto del descalabro que ha tornado al país con mayor reservas hidrocarburíferas del mundo en una economía en bancarrota y un Estado fallido.
El banco fue a su vez notificado por las autoridades americanas que, debido al extremo grado de corrupción que caracteriza al Gobierno venezolano, el deterioro de la empresa, cuya deuda externa supera los $120.000 millones, se debe en gran medida a la expoliación que ha sufrido a manos de los jerarcas gubernamentales.
Hay evidencias de que la emisión de bonos encubre lavado de dinero mal habido. Los contrastes entre la grosera opulencia boliburguesa y la miseria, el hambre, la insalubridad, la inseguridad y la pérdida de bienestar del pueblo venezolano son el resultado de 17 años de desgobierno de la dupleta Chávez-Maduro y del PSUV que presiden, contra la voluntad aplastantemente mayoritaria del electorado (expresada en las urnas y en las calles y plazas) respecto de un régimen dictatorial que, aparte de corrupto, desconoce su propia Constitución y permanece impávido ante la catástrofe.
Sin pagador Pdvsa cae en la cesación de pagos (default) y de inmediato se activan las cláusulas cruzadas de aceleración de todas las obligaciones (declaratoria de plazo vencido) y descalificación para otorgamiento de crédito alguno.
En las circunstancias de Venezuela, el no acceso a créditos significa carecer de la capacidad de efectuar las insuficientes importaciones de alimentos y medicinas, y el agravamiento de las condiciones ya precarias de la población. Significa también que Pdvsa no podrá financiar las importaciones de piezas, equipamiento y repuestos requeridos para su funcionamiento operativo.
Es la culminación del desastre de lo que trae consigo la mala práctica gubernamental.