Posadas. Un grupo de antiguos vecinos de Ayacucho y Lizardo García transmite esta tradición católica navideña a sus hijos y nietos.

Los vecinos que preservan la Navidad

Fe y amistad. Un grupo de vecinos de Ayacucho y Lizardo García se esfuerza por mantener una tradición que iniciaron hace 20 años.

Portando en una mano un elemento del pesebre y en la otra una hoja con las letras de la canción que van a entonar, un heterogéneo grupo de adultos, jóvenes y niños se planta frente a la puerta de una casa para solicitar posada. “Les pido posada por el amor de Dios / Mi esposa está encinta, somos ella y yo”, ruegan los visitantes.

“No los conocemos, ya es tarde señor / Siga su camino, busque otro mesón”, les responden desde adentro.

Son vecinos del barrio de Ayacucho y Lizardo García, ubicado en el centro de Guayaquil. Es un sector que durante el día tiene un intenso movimiento comercial y vehicular. (Ayacucho es la calle donde se concentran los locales de repuestos de vehículos). Pero la noche les brinda a este conjunto de moradores un ambiente más tranquilo y silencioso.

La casa de planta baja contrasta con los edificios contiguos, pero es acogedora y decorada con temas navideños.

Algunos participantes pasan de los 50 años y han mantenido esta tradición de las posadas por más de dos décadas. Otros iniciadores ya han fallecido o se mudaron a otros barrios.

Julia Morillo, de 75 años, una de las antiguas organizadoras y encargada de la primera posada en su casa, vive con emoción este tiempo navideño. Aunque reconoce que este año pensó rehusarse por la nostalgia de que cada vez son menos.

Sin embargo sus vecinos se encargaron de convencerla. “Mis ‘niños’ adultos vienen a buscarme, no quieren que dejemos morir la tradición”.

Entre quienes suman esfuerzos y tiempo para mantener este ritual está su nieto, Fernando Rodríguez, de 23 años. Él dejó esperando en su casa los libros de Medicina para los exámenes de la semana. “Hay que ser agradecidos y recordar el verdadero sentido de la Navidad, eso a mí me llena más”, expresa el joven.

Con ellos también participan Alba Rivas, María Paredes, Rosario Rodríguez, tres niños y otros amigos e invitados que suman en total 15 personas.

“Ella es una Reina de un Reino de amor / es Madre del Verbo, del hijo de Dios”.

“¿Por qué no lo dijo cuando nos llamó? / Pasen caminantes, que aquí sobra amor”.

Los peregrinos son invitados a pasar y adentro ahora se inicia la novena, con rezos y cantos alrededor del pesebre.

“Me llena de alegría reunirnos alrededor del nacimiento, es sentir que no todo está perdido y llenarnos de esperanza”, enfatiza Ina Mackliff, quien pese a la alta demanda que tiene en estos días como chef pastelera, se da el tiempo de adecuar su casa para los invitados.

“No considero que sea un esfuerzo organizar y asistir a las posadas, es una forma de agradecer todo lo bueno que nos ha sucedido durante todo el año”, agrega Ina.

Por cierto, luego de los rezos, no hubo pan de pascua y chocolate, sino fundas de dulces, sánduches de pollo y cola. “La idea es siempre cambiar y dar otras cosas, ya que hay la disponibilidad. También tengo un chanchito de ahorro llamado Posadas”, acota entre risas.

La organización implica que nueve vecinos se turnen para recibirlos en sus casas, pero el anfitrión es quien decide lo que va a brindar. Esto no debe ser algo opulento, pues lo que buscan es resaltar la humildad.

“Cuando me toca a mí, siento una felicidad que ni yo mismo comprendo”, confiesa Jorge Santana, de 60 años, un choneño radicado en Guayaquil, que deja toda otra actividad para dedicarse a la novena.

Acompañados de panderetas, entonan Ya viene el niñito, Los peces en el río, El parto de la virgen y El burrito sabanero, aunque en algunos casos, con un ritmo y tonada diferentes.

Las lecturas de reflexión se realizan frente al pesebre ubicado al pie de un blanco árbol navideño. Luego, cada uno se compromete ante todos a practicar alguna virtud para cambiar de manera positiva.

Los ‘niños adultos’ que cita Julia Morillo y que asisten esa noche reconocen que se está perdiendo esta costumbre navideña entre los vecinos porteños. Pero afirman que, en su caso, harán todo lo posible para que este hábito prevalezca.

Posadas y novenas juntas en la tradición

Las novenas y posadas son tradiciones navideñas que se mezclan o complementan, según quienes las practican.

Por lo general, las primeras consisten en una oración que se reza durante nueve días (novena) en la época previa a la Navidad. Las posadas, en tanto, recrean el pasaje bíblico en que María y José buscaban alojamiento en Belén.

Según explican portales como Wikipedia, más allá de la tradición católica, la novena se ha convertido en un evento social, en el cual, en torno a la oración, se reúnen los miembros de la familia, los trabajadores en sus compañías y las comunidades en los parques o en los centros comerciales”. Acompañan el acto con el canto de villancicos y el compartir de aperitivos tradicionales para el tiempo de Navidad, como el pan de pascua y el chocolate.