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La vaca más rara de la historia

Los candidatos del correísmo aseguran haber recaudado un millón de dólares en un crowdfunding. O batieron todos los récords del negocio, o mienten.

Crowdfunding correísta
Internet. Lo pusieron únicamente en la página oficial del binomio y no volvieron a promocionarlo. Ahora dicen haber recaudado un millón de dólares.EXPRESO

Los correístas lo han vuelto a demostrar: son unos ases para conseguir dinero. Si la estrategia financiera del crowdfunding consiste en ejecutar una campaña en las redes sociales para conseguir donativos, la candidatura del binomio integrado por Andrés Arauz y Carlos Rabascall ha sido capaz de omitir el primer paso (la campaña) para pasar directamente al segundo: cobrar el billete. Un millón de dólares, exactamente.

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Lo dijo el candidato a vicepresidente en una entrevista con La Posta: que recaudaron un millón vía crowdfunding. Esa fue exactamente la palabra que utilizó: crowdfunding. La dijo al menos tres veces. Despachó la cifra con la proverbial facilidad con que los correístas hablan de millones como si fueran caramelos, y la usó para desestimar como un absurdo la versión de que recibieron 80 mil dólares del Ejército de Liberación Nacional (ELN) como sugiere la evidencia que maneja la Fiscalía colombiana. ¿80 mil? ¿Quién se arriesgaría por semejante minucia cuando sus adherentes, de 15 dólares en 15 dólares, aportan muchísimo más que eso?

Contra lo que parece creer Rabascall, un millón de dólares no es poco. Recaudar esa cifra a través de donativos en plataformas digitales no es usual. Lo que dicen haber logrado los correístas, de hecho, es uno de los mayores éxitos de la historia del crowdfunding en Ecuador y América Latina. Muy por encima de los 350 mil dólares conseguidos por Loog Guitars, una fábrica uruguaya de instrumentos musicales para niños, cuya recaudación es un hito a escala regional. Semejante logro solo sería posible de una forma: mediante la viralización de la campaña. Es decir que, durante unas pocas semanas, los usuarios de redes sociales en el Ecuador debieron encontrar invitaciones para donar hasta en la sopa. Solo así.

Sin embargo, eso no ocurrió. Las invitaciones a donar, escasísimas y muy ocasionales, se limitaron a los canales de comunicación habituales de los candidatos. Por lo demás, ninguna campaña se viralizó en ningún lado. No en Twitter. Tampoco en Facebook. Ni siquiera hubo un crowdfunding propiamente dicho (para eso hay plataformas especializadas), nomás un enlace en la página web oficial del binomio. Un enlace que promocionaron con un par de tuits a fines de diciembre de 2020.

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El 23 de febrero, cuando este Diario le preguntó cómo hicieron para levantar un millón en aportes sin ninguna campaña, Andrés Arauz se limitó a explicar que su crowdfunding no era crowdfunding: “Se trató, como se dice coloquialmente, de hacer vaca, de aportes ciudadanos -dijo-. Esto lo recibimos a partir de transferencias bancarias, donaciones a la cuenta oficial del binomio”. Una explicación curiosa porque un crowdfunding es, en resumidas cuentas, una vaca “a partir de transferencias bancarias”. Al día siguiente, el candidato volvió a tuitear el enlace para hacer donaciones con un significativo mensaje: “Ya está habilitada la cuenta”. ¿No lo estaba? Todo muy raro: primero recaudan un millón y luego habilitan la cuenta para recaudar.

Lo que sí han dicho Arauz y Rabascall es que todos estos ingresos (es decir, el millón de dólares obtenidos en crowdfunding, vaca o lo que fuese) han sido debidamente registrados en el Consejo Nacional Electoral. Así lo manda la ley luego de que el mismo correísmo, en las elecciones anteriores, protagonizara un escándalo de donaciones y fondos electorales que dejó muchas dudas sobre sus métodos de financiamiento. En efecto, el CNE confirmó a EXPRESO que las candidaturas de Unión por la Esperanza, lista 1, a diferencia de otras, han registrado sus ingresos religiosamente cada 15 días, como establece la norma. En teoría, estos registros se pueden consultar en línea. Pero cuando uno accede a la sección llamada Fiscalización, en la página web del CNE, lo único que encuentra es una serie de documentos francamente ilegibles y ninguna información con respecto a la procedencia de los fondos. Una cosa sí es segura, vengan de donde vengan, esos fondos se consiguieron sin campaña alguna.