
Los urdesinos se unen para resolver problemas
Antecedente. Hace una semana, EXPRESO publicó que tan solo en abril se receptaron más de 60 llamadas de auxilio debido a robos en Urdesa.
Henry Feraud recibió a cada uno de sus vecinos en su hogar, ubicado en Urdesa, entre Ficus y Las Monjas. Ahí todos se conocían y compartían el afecto por el barrio, un afecto; que según dicen, últimamente están perdiendo.
El motivo de la asamblea, una vez más, la seguridad. Un tema que para Martha Béjar ya ha sido tratado con las autoridades en muchas otras ocasiones, pero que nunca con tanta urgencia como ahora.
Y es que la delincuencia está orillando a buena parte de los urdesinos a elegir entre las comodidades de tener una vía comercial como la Víctor Emilio Estrada, a pocas cuadras, y las seguridades que ofrece una urbanización privada, señaló.
Organizados como un Consejo Barrial y con el apoyo de la Agrupación Cívica Cultural de Urdesa (Accur), los habitantes de las calles Segunda y Tercera expusieron sus preocupaciones a la subteniente Laura Beltrán, delegada del la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) 7.
Como medida inmediata, la Policía programará los ‘Botones Seguros’ en los teléfonos de los vecinos del sector, sin embargo, en adición al apoyo que recibirán próximamente por parte de los uniformados, las 21 familias que conforman la agrupación considerarán también la posibilidad de contratar a un guardia privado que patrulle los hogares del sector en horas de la madrugada.
La inseguridad no es el único problema que los aqueja. Con fotografías en mano, Béjar mostró a sus vecinos el mal estado en que se encuentra el alcantarillado.
En este contexto, firmaron una carta dirigida al Ing. José Luis Santos, gerente de Emapag, para que se cambie las tuberías que tendrían más de 60 años de uso ‘abusivo’, pues muchas de las casas donde fueron instaladas se convirtieron en edificios multifamiliares e incluso condominios.
Otra de las quejas atendidas por el comité fue el de la escasa iluminación, algo que para varios de los vecinos más antiguos resulta recurrente.
“Creemos que los cables los dañan a propósito para que la calle quede oscura y poder robarnos”, indicaron a Beltrán.
En los próximos días, los vecinos de este barrio, al norte de Guayaquil, enviarán más escritos a las correspondientes instituciones. Lo hacen por el cariño que le tienen a Urdesa, dijeron, aunque cada día haya menos razones.