El edificio de Unasur, ubicado en la Mitad del Mundo, representó una inversión de 40 millones de dólares.

Unasur: el apremio tambien es financiero

La falta de consensos para elegir un secretario general, sumado a una ausencia de objetivos y acciones de integración claras, ha llevado a que países como Chile califiquen como “demasiado oneroso” su mantenimiento.

Se alejan los mecenas más fuertes. La sombra del desfinanciamiento se posa sobre la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) luego de que seis países anunciaran, la semana pasada, que suspenden su membresía en el organismo regional.

Precisamente, los que decidieron congelar su participación en el ente, que nació en 2008 con una visión antiestadounidense, son los que hacen las aportaciones anuales más altas a Unasur. Su salida definitiva significaría la estocada final para la organización.

La falta de consensos para elegir un secretario general, sumado a una ausencia de objetivos y acciones de integración claras, ha llevado a que países como Chile califiquen como “demasiado oneroso” su mantenimiento. El canciller de este país, Roberto Ampuero, dijo ayer que “no se puede estar lanzando dinero a una institución que no funciona”. Chile entrega cerca de 800.000 dólares.

El dinero que aporta cada país sirve, entre otras cosas, para pagar la nómina de burócratas internacionales y mantener, por ejemplo, el Parlamento de Unasur, construido en Cochabamba, Bolivia, por $ 65 millones, y la sede en Quito, que costó algo más de $ 40 millones, sin contar los trabajos en zonas aledañas.

Si se toman en cuenta estas dos infraestructuras, tanto Bolivia como Ecuador son los países que más dinero han puesto para el ente de integración en el periodo comprendido entre 2011 y 2017.

El edificio ubicado en la Mitad del Mundo, al occidente de Quito, tiene capacidad para 55 funcionarios. En julio pasado, EXPRESO informó que con la salida de Ernesto Samper de la secretaría del organismo, el espacio quedó ocupado por 39 personas. Para entonces, en agua y luz se gastaban unos $ 100.000 al mes y casi $ 200.000 en sueldos.

El abogado y analista internacional Carlos Estarellas cree que los cuestionamientos que han surgido de parte de los mayores aportantes ponen a Unasur en una situación “terrible”.

“Cómo se va a mantener y financiar a esta organización cuando los que han mostrado su intención de permanecer en ella son países que tienen crisis económicas muy marcadas”, comentó el experto a este Diario.

Aunque ayer desde Bolivia, que tiene la presidencia pro tempore de Unasur, el canciller Fernando Huanacuni responsabilizó a Argentina de la actual crisis por haber dejado “temas pendientes” durante su administración. Otros creen que la ruptura tiene un origen distinto.

Ampuero reclama, por ejemplo, que la propuesta boliviana para su año al frente del organismo es más filosófica que práctica, al plantear temas como “crear una gran ciudadanía latinoamericana” o “echar abajo todas las fronteras”.

Estarellas va más atrás y dice que el gran problema es que Unasur nació desde la integración ideológica, encabezada por el extinto expresidente de Venezuela Hugo Chávez.

Él aspira a que este mecanismo se pueda replantear para evitar su desaparición, pero partiendo de valores como el respeto a los derechos humanos, la libertad de expresión, la separación de los poderes y la democracia, como en la Unión Europea.

Llamado: En Uruguay, la oposición política llamó ayer a que el Gobierno de ese país se una a Brasil, Argentina, Chile, Paraguay, Colombia y Perú, que tomaron la decisión de suspender su participación en la Unasur. El Gobierno uruguayo ha manifestado su decisión de permanecer en el organismo regional.

Postura: El Gobierno ecuatoriano reiteró que apoya la existencia de la Unasur y considera que puede, de común acuerdo con sus miembros, ser renovada y actualizada a las necesidades de la coyuntura. Para ello es indispensable la unidad regional, el diálogo y la negociación, dijo la Cancillería.

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