Roberto Ordóñez se mandó una buena temporada y al final, campeón del Ecuador.

La Tuka Ordonez: “Lo habia sonado, se lo dije a EXTRA”

El jugador nos cuenta la locura de ganar un título que se lo había prometido a su madre que está en cielo.

Por Roberto La Tuka Ordóñez, jugador del Delfín, especial para EXTRA.

Le dije a EXTRA que iba a ser campeón, y fue porque lo sentía, porque lo había soñado, porque estaba seguro de eso. Porque confiaba en mis hermanos de equipo, porque se venía venir.

Debo confesar que en la primera entrevista antes de la primera final, sentí que Jerson Ruiz, de EXTRA, quien me hacía la entrevista, no me creía, lo noté así. Debido a que me hizo tres veces la misma pregunta. Eso está grabado. ¿Sueñas ser campeón? Y le volví a decir que iba a ser campeón, era algo que estaba por darse, solo faltaba jugar el último partido. Soy un creyente de lo que dice la Biblia en Hebreos 11:1, que señala que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Y yo creo en esto. Lo había soñado y se lo dije a EXTRA hace varios días.

No soy de dar entrevistas, lo mío es entrenar y jugar, pero confieso que tenía una corazonada tremenda, que se venía algo grande que ahora lo estoy disfrutando.

Debo confesar que mi vida cambió en el año 2015 y que la recompensa de ese cambio se ha dado en estos últimos tres años. La persona principal de eso ya no está aquí. Me habría gustado llegar hoy a Guayaquil y darle la camiseta sudada con que me coroné campeón. Sí, habló de mi madre, de mi ‘Cucha’, sí, de ella, a quien en el 2015 la descubrí arrodillada pidiendo a Dios por mí. Fue ese momento cuando comencé a creer en mí. Cuando Dios me aclaró el panorama de mi vida.

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Eso fue lo más hermoso que pude apreciar de mi Cucha, y fue lo que Dios hizo para enrumbarme, para creerle a Dios, y ahora a mis 33 años puedo decirle ‘gracias Dios por todo’. Ahora me toca ir al cementerio a visitarla y decirle que lo que ella tanto soñó ya lo soy, soy campeón. Voy a verla donde reposan sus restos, pero puedo decirte que ella me acompaña a todas partes, a todos los estadios. El cariño de la gente es tan grande que hasta me la recuerda.

Saben por qué soy tan agradecido de Dios, porque me dio la oportunidad de llegar a Delfín, aquí lo único que nos faltaba es quedar campeones y lo logramos. Es nuestra casa, nuestra familia y hasta me dio la oportunidad de lanzarme a otra aventura, como es el negocio del cual es el principal auspiciante del equipo y eso se lo debe al presidente José Delgado.

SER CAMPEÓN

En el 2017 cuando no logramos ser campeones, me dolió, estábamos tan cerca y no lo logramos, pero eso sirvió de mucho. Cuando perdimos en la Copa Ecuador, eso me costó lágrimas, pero Dios es grande, nos puso de inmediato en otra final. No ha sido fácil, sabíamos el equipo que tenemos, es una familia, desde el utilero hasta el presidente que me ha apoyado con los ojos cerrados.

Muchos de mis amigos me preguntan, desde cuándo comencé a confiar en mis condiciones, hoy con la medalla que Dios me la ha dado puedo decir, que desde que comencé a ver su gloria en mí, todo lo que hago es para darle las gracias y la gloria a Él.

Me siento feliz, me siento alegre, ahora mis lágrimas son de agradecimiento, sé que mi Cucha (mamá) no está conmigo, pero todo el esfuerzo es para ella.

Logramos hacer historia, porque papá Dios así lo dijo.

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Ahora regreso a jugar el torneo que de pequeño lo soñaba, que cuando lo veía por televisión soñaba jugarlo, como es la Copa Libertadores. Recuerdo que hasta me hacía llamar por los nombres de los jugadores que actuaban, ahora soy parte de este torneo.

Ahora queda festejar a mi manera, siempre de manera tranquila, en mi corazón había tres cosas que quería hacer y las estoy realizando si lograba ser campeón. El campeonato va dedicado a Dios, a la linda hinchada, a mi presidente Delgado y a mi madre que le prometí darle algo que se sienta orgullosa, también algo haré en la iglesia donde voy, pero eso es un secreto, porque si lo digo se perdería el encanto.

Además, me tocará mandar hacer camisetas para darle a los amigos.

Solo puedo decir que no es la gloria de Roberto Ordóñez, es la gloria de Dios que lo quiso así.