Trump y el cambio climatico

Si uno pasó 30 años en el ejército, sabe que un plan efectivo no puede ser estático; los ambientes operativos cambian, muchas veces de maneras sorprendentes e inesperadas. La victoria de Donald Trump en la elección presidencial de Estados Unidos constituye ese tipo de cambio. Puede pasar mucho tiempo antes de que entendamos plenamente el nuevo entorno operativo. Pero debemos empezar a hacer ajustes -y seguir ajustando en tanto nuevos datos salgan a la luz-. De otra manera, corremos el riesgo de volvernos vulnerables a amenazas estratégicas serias -la mayor de las cuales, probablemente, sea el cambio climático. El incremento de la temperatura de la superficie de la Tierra representa un giro fundamental en el entorno operativo global, tanto económico como militar. Es un “multiplicador de amenazas”. Su conexión con el conflicto no es lineal. Más bien, intensifica y complica los riesgos existentes para la seguridad, aumentado la frecuencia, la escala y la complejidad de las misiones futuras. Un clima cada vez más extremo está reformulando los patrones de inmigración, la cantidad de gente desplazada (ya en niveles récord a nivel mundial) aumentará y la competencia por recursos esenciales (como agua, alimentos y energía) crecerá. Estos efectos serán especialmente desestabilizadores en situaciones que ya son volátiles, exacerbando desafíos como una gobernancia débil, desigualdad económica y tensiones sociales -y generando conflictos verdaderamente tóxicos-. En los últimos cuatro años, el Departamento de Defensa ha difundido directivas para que la preparación para el cambio climático esté en el centro de cómo hacemos negocios. Es demasiado pronto para decir qué hará la administración Trump, pero en el recorrido de campaña prometió deshacer algunas políticas climáticas clave, amenazando incluso con renunciar al acuerdo climático de París. Es de vital importancia que él y su gabinete reconozcan que cumplir con su promesa sería extremadamente cortoplacista. Lo mejor para EE. UU., en términos tanto de seguridad como de economía, sigue siendo mantenerse encaminados hacia un futuro más limpio. China, India y otras economías emergentes están en carrera para ser la superpotencia de la energía limpia global; no sería beneficioso para EE. UU. quedar rezagado, y si va a ser grande, como prometió Trump, necesita construir industrias más orientadas al futuro que puedan competir globalmente -y que ofrezcan empleos a los trabajadores norteamericanos. Trump necesitará seguir el trabajo del ejército de EE. UU. y crear una estrategia de seguridad nacional más resiliente. El Proyecto de Seguridad que presido, aspira a ofrecerle a asesoramiento y soluciones relevantes. Ignorar las amenazas podría funcionar en la política, pero no en la seguridad. Negar el cambio climático no lo hará desaparecer; por el contrario, erosionará a la economía y expondrá a EE. UU. a serios riesgos. Eso podría equivaler a la imposibilidad por parte de Trump de cumplir con una de sus responsabilidades más importantes como presidente: garantizar la seguridad del pueblo norteamericano.

Debemos prepararnos para las guerras que vengan, nos guste o no.

Project Syndicate