Calidad. Cada punto que tejen pasa por las frágiles manos de las adultas mayores, quienes dan el toque final.

Tres mujeres siguen la tradicion del trenzado de la paja toquilla

Pese a su avanzada edad elaboran los reconocidos sombreros del fino material. Trabajan lento, pero muy apegadas a los detalles y la perfección.

Con gran habilidad, tres adultas mayores manipulan la paja toquilla dándole forma a un sombrero, sus ojos se concentran en cada delgada fibra del ancestral material, que luego de 5 a 7 días será el primer ejemplar terminado de la semana.

Se trata de Corina Rivas Alcívar (101), Pilar Plutarca Vélez (97) y Margarita García Rivas (72), las conocidas damas y expertas en la elaboración del tejido fino y grueso de este elegante e histórico objeto; se han convertido en las maestras de las nuevas generaciones de varias comunidades de la parroquia Picoazá de Portoviejo, que se inclinan a este trabajo artesanal.

Las temblorosas manos de Corina ahora ayudan a darle el toque final al sombrero de paja toquilla que elabora junto a sus hijas y nietos en el sitio El Milagro. Por su edad hace tres años dejó de utilizar el incómodo soporte de madera que moldea y da forma al turbante. Se levanta a las nueve de la mañana y desde esa hora empieza a perfeccionar los detalles en ejemplares casi terminados por el resto de su familia; sus frágiles manos van ubicando el punto errado para corregirlo.

Su oído le falla, pero sus ojos proyectan una luz de esperanza en el trabajo; transmite actitud positiva y buenas vibraciones a quienes la acompañan en la actividad, para así culminar cada día a las 18:00 con buena producción y la satisfacción del deber cumplido.

La adulta mayor (Corina) recuerda que hace 80 años, ella y sus padres, de quienes heredó esta labor ancestral, se levantaban a las 04:00 de cada día y montados en caballos y burros se dirigían hasta un sitio montañoso de El Aromo en Montecristi, donde recogían la paja toquilla y luego pasaban al proceso de preparación (cocido, secado, seleccionado, entre otros) para culminar con el resultado de la materia prima.

La paja toquilla no se cultiva en Picoazá, los artesanos de esa zona la adquieren en el sur de Montecristi y Manta, en zonas montañosas, donde existen otros agricultores que la siembran y la procesan para expender la materia prima lista para la elaboración de diferentes artesanías.

Pilar Plutarca Vélez (97), quien vive en el sector San José, ubicado a 7 kilómetros de El Milagro, aún se apoya en la denominada pechera de madera para moldear el sombrero. Sus manos se mueven lentamente, pues aduce que no tiene prisa, porque el apuro solo deja cansancio. Esta abuelita se levanta a las 06:00 y trabaja hasta las 20:00. A veces recuerda que sus huesos le pasan factura con dolores leves, pero eso no le impide seguir laborando en lo que más le gusta.

Margarita García indica que nació entre el aroma de la paja toquilla, su familia tradicionalmente ha estado ligada a la labor ancestral por décadas y sigue como ejemplo a su madre, Corina Rivas, quien a su siglo de vida continúa tejiendo estos sombreros ancestrales.

Bordado y planchado

n Dos de estas tres abuelitas pertenecen a la Asociación de Mujeres Artesanas, que elaboran sombrero de paja toquilla en Picoazá. Esta institución fue creada en el 2013 y cuenta con 30 miembros, que tienen edades que fluctúan entre los 101, 85, 67, 79, y la más joven, 22 años. Corina Palma, quien es parte de esta asociación de artesanos, recalca que después del terremoto del 16 de abril del 2016 recibieron una ayuda económica, por parte de una ONG europea, para adquirir unas máquinas que les facilitaran el trabajo para el bordado y planchado del sombrero, las que ahora les están dando frutos positivos; pero ellas no dejan la elaboración artesanal, que les permite esta técnica ancestral y garantizar al cliente un buen producto. La activista cultural manabita, Pamela Cedeño, recalca que la conservación de las abuelitas en Picoazá hasta edades que pasan el siglo de vida, se debe a ese contacto con la naturaleza que han tenido toda su vida, su alimentación y el entorno donde habitan.