
Trafico y comercio, el matiz que domino en elecciones
Hileras de vehículos en las cercanías de recintos de votación y los negocios informales afloraron desde temprano. En la terminal terrestre parecía feriado
Solo ingresar a la terminal terrestre de Guayaquil daba una idea de cómo estaría la ciudad con mayor población del país durante la jornada electoral. La estación lucía abarrotada. Parecía un domingo de feriado, con la diferencia de que las boleterías con mayor concentración de usuarios no eran los destinos hacia los balnearios, sino a los cantones cercanos: Milagro, Daule, Naranjito, General Villamil y El Triunfo.
A diferencia de los días de asueto o puente vacacional, la de ayer fue una jornada donde la consigna era conseguir un boleto para viajar a sufragar a su cantón de origen. Una práctica mantenida por ciudadanos que se establecieron en Guayaquil pero que nunca hicieron el cambio de domicilio. “Es una excusa para viajar y visitar a mis familiares”, contó Eduardo Bastidas, quien debía viajar a Milagro donde viven sus hermanos y madre.
El arribo de usuarios a la estación era similar a los que querían salir de la ciudad. Los que llegaron a Guayaquil se encontraron con inconvenientes como la lluvia, falta de taxis o, en su defecto, conductores que no querían ir a ciertos sectores “por el tráfico” o calles cerradas.
“Para allá no voy. Está cerrado el paso por la universidad Estatal”, dijo un taxista a un usuario que se dirigía hasta 9 de Octubre y Tungurahua. Mientras que otro ofrecía llevarlo por $ 6.
Es que ya en la urbe guayaquileña el tránsito vehicular bullía. Hileras de vehículos se acampaban por varios minutos en avenidas como Las Américas, Pedro Menéndez Gilbert, en el norte de la ciudad y 9 de Octubre.
En las cercanías de los recintos electorales la situación era la misma. El tránsito, en momentos, se detenía y las calles parecían grandes aparcamientos al frente del colegio Simón Bolívar o Juan Montalvo, por ejemplo.
La cantidad de personas que se volcaron a ejercer su derecho al voto dio pie al negocio informal en las afueras de los recintos electorales. Los primeros negocios eran los de plastificación de documentos, le seguían los puestos de comida.
Igual panorama se observó en el sur. La avenida 25 de Julio estaba abarrotada de vehículos particulares, desde la entrada a la ciudadela Los Esteros, donde funciona una agencia del Registro Civil, hasta la altura de Fertisa. En ese trayecto hay dos colegios que sirvieron de recintos electorales, cuyos alrededores fueron tomados por vendedores.
A la altura de la calle Quito y El Oro, el tránsito se volvió pesado, por lo que personal de la Autoridad de Tránsito Municipal tuvo que intervenir para que este fluya sin contratiempos.
En otros sectores de la ciudad, el panorama era igual, para algunos incluso catastrófico. En la vía a la costa, por ejemplo, el congestionamiento vehicular obligó a los conductores a llegar tarde a su cita electoral.
“Tengo que votar en la Estatal, salí de casa a las 08:30 para desocuparme temprano. Sin embargo es imposible. Llevo cerca de 45 minutos parado en la vía. Nadie avanza”, dijo Gregorio Zambrano, quien tenía su auto aparcado cerca de la Unidad Educativa Steiner, que funcionó también como recinto.
Un atasco y barullo similar se percibió en las afueras de los centros educativos Harvard (vía a la costa) y Javier (avenida del Bombero), donde los choferes intentaban ‘apropiarse’ del espacio del otro y las bocinas sonaban sin parar.