A pesar del toque de queda había personas que transitaban en los alrededores al parque El Arbolito.

Toque de queda a ‘medias’

Las personas pasaron la noche con zozobra tras la medida; la mañana de ayer hubo flujo en algunos sectores de la ciudad. En El Arbolito, quienes transitaban, tenían que sortear los escombros.

La noche fue larga. Algunos no pudieron conciliar el sueño del todo. Era diferente. Era una noche en toque de queda.

Desde las 15:00 del sábado, en Quito, se aplica la medida que fue decretada por el presidente Lenín Moreno para toda la ciudad y los valles. También dispuso la militarización de la capital.

Wendy Basantes vive en el sector de Jardín del Valle, vía a Los Chillos, en el centro - oriente de la urbe. A pesar de la restricción, con sus vecinos salió en la noche con ollas para el llamado “cacerolazo por la paz”.

“Teníamos miedo por el toque de queda, pero dijimos que no iba a pasar nada y salimos. Un señor dio la idea de hacer algo significativo y bonito; gritó ‘Viva Ecuador’ y nosotros hicimos sonar las ollas”, describió.

Gabriela Pérez no paró de llorar en la noche y madrugada, en medio de la disposición de resguardo, pasó en vela lamentando el fallecimiento de su mascota. Según ella, el sonido de las bombas lacrimógenas y el caos que vivió en estos días, hicieron que el animal tuviera convulsiones y muriera.

En la mañana del domingo, cuando el toque de queda seguía vigente porque no se anunció un horario para su finalización, las calles lucían parcialmente vacías.

En las inmediaciones del parque El Arbolito, zona en donde se han concentrado las protestas desde hace 11 días, el movimiento era mayor.

Había personas circulando, otras entregaban desayunos a manifestantes indígenas en las afueras del Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, sitio que se ha convertido en su refugio para el descanso.

Destrucción

Basura, ramas de árboles, llantas quemadas, adoquines salidos y barricadas eran parte del panorama en el sector.

Sobre las avenidas Tarqui y 6 de Diciembre, a pocos metros del edificio de la Contraloría General del Estado, que sufrió un incendio, policías acordonaban el sitio con cintas amarillas con la frase “escena del crimen”.

A pocos pasos, con unos guantes de silicona y con un saco de yute, Antonio Fleitas buscaba entre la basura botellas de plástico. Es reciclador y creyó que entre los desperdicios que quedaron de la manifestación podía encontrar algo que le dé dinero.

No le importó el toque de queda y salió de su vivienda, ubicada en la avenida América, a unas cuadras de allí, a las 05:00.

“Todo estaba solo a esa hora”, comentó, por eso se arriesgó a salir y a buscar envases. Intentó ver una oportunidad de ganarse unos centavos más, pues usualmente le pagan 50 centavos por kilo de plástico.

Estaba optimista, pues diariamente debe salir a trabajar, caso contrario no tendría para sustentar sus necesidades básicas, dijo.

Sin embargo, vio con tristeza cómo quedó el parque y sus calles aledañas. Sobre la avenida Gran Colombia, que conduce a la Asamblea Nacional, también había desechos.

Sorteando los obstáculos de las calles llegó en su bicicleta Jonathan Alarcón hasta el parque El Ejido, colindante a El Arbolito, en donde quiso hacer deporte.

Como cada domingo salió para hacer actividad física, la noche la había pasado en casa de unos familiares en el sector de Zabala, al norte, de donde no pudo salir por el toque de queda. A las 06:00 partió con cautela hasta su casa en San Juan, en el Centro Histórico, y después fue hasta el parque con su velocípedo.

Por otro lado, en el norte de la ciudad, casi no había flujo de vehículos o personas. Oswaldo Caviedes, quien habita en Pusuquí, vía a la Mitad del Mundo, contó que a tempranas horas hubo misa y que el sacerdote llamó a la calma.

En la noche, sin importar el toque de queda, los moradores también se unieron al cacerolazo y “hubo marcha incluida”.

En el sector de la avenida Colón circularon vehículos blindados del Ejército. Las Fuerzas Armadas anunciaron en un comunicado que solo por ayer se “levantó temporalmente la restricción de movilidad en el Distrito Metropolitano de Quito, a partir de las 11:30 hasta 20:00 del domingo”. Esto con la intención de facilitar el movimiento de líderes indígenas para el diálogo con el Presidente de la República.

Sin embargo, en calles como la Colón, 10 de Agosto, Sodiro y Gran Colombia se mantuvo la restricción total, dijeron.

Psicología

Aunque el toque de queda se cumplió parcialmente, según la psicóloga María José Bonilla, el encierro puede provocar daños anímicamente en las personas.

“Quienes están acostumbrados a hacer gran parte de su vida en la calle, pueden sentir hasta una especie de secuestro, que genera angustia y paranoia”.

Esas emociones se acentúan por los sonidos externos y hasta por la información que reciben por diferentes medios, agregó.

Recomendó a las familias, sobre todo en las que hay niños, que sin descuidar la actualidad de lo que ocurre intenten “crear ambientes para compartir actividades en donde los aparatos electrónicos queden a un lado, si es posible a manera de horario”.

Durante los encierros, los adultos empiezan a cumplir diferentes roles para que haya calma en el hogar. “Así sintamos dolor como sociedad hay que recordar que dentro del propio hogar es donde se recupera la fortaleza y los valores para la paz y el respeto”, añadió. (AAV)

Pilas con esto

Paralización

Desde el 3 de octubre se registraron en Quito y en algunas zonas de Ecuador paralizaciones y manifestaciones.

Destrucción

En las zonas cercanas al parque El Arbolito se registró el daño de infraestructura privada y pública.

Toque de queda

Ante actos violentos durante las protestas, Lenín Moreno anunció toque de queda en Quito desde el sábado 12 de octubre.

Ambiente

A pesar de la medida, en algunos sectores hubo flujo de personas.