Producción. En la planta de Hechizhada se llegan a producir hasta 60.000 prendas de vestir al mes.

Los textiles confeccionan su progreso con marca propia

Hace unos años atrás era inimaginable que algunas firmas locales de ropa entraran al mercado a competir con grandes multinacionales.

Hace unos años atrás era inimaginable que algunas firmas locales de ropa entraran al mercado a competir con grandes multinacionales. Hacerlo era asegurarse un fracaso y hasta el cierre forzado del negocio. Hoy, más de una treintena de marcas nacionales empiezan a ‘codearse’ en el mercado con la oferta foránea. Se esfuerzan por ser reconocidas, apalancadas por una identidad propia.

Lo hacen porque si no hay alianzas con firmas grandes, les queda emprender solos y porque están convencidos de que la percepción del consumidor respecto al “hecho en Ecuador” es otra si lo que tiene en frente es indumentaria con telas de buena de calidad, con buenos acabados, colores y estilo.

“Al inicio, la gente que entraba a mi local pensaba que mi producto era importado, pero se fue dando cuenta que no. Gracias a Dios lo aceptó”, dice Ivette Meléndez, una diseñadora que durante siete años ha trabajado por posicionar a Alter Ego. Desde su local en Mall del Sol, donde su marca nació, Meléndez sostiene que el secreto fue diseñar un estándar de calidad que pueda dar cara a la fuerte competencia. “Eligiendo buenos tejidos, cuidando los detalles y los acabados, pero también los precios”, cuenta.

Trabajar en calidad y en exclusividad, coinciden los propietarios de algunas tiendas de ropa, es lo que les ha ayudado a mermar en los últimos años la brecha competitiva que tienen con marcas internacionales como Forever 21, Stradivarius, Zara, que producen a gran escala y a precios bajos.

Si bien en Alter Ego se produce a baja escala, esta producción se da de forma constante. “ Al año lanzamos varias colecciones. Es más trabajo, conlleva más control, pero nos ayuda a innovar, a siempre tener una nueva oferta”.

Según el Instituto de Estadística y Censos (INEC) en el 2014 operaban en Guayaquil 2.213 establecimientos dedicados a la labor de confección de prendas de vestir, de los 17.176 que existen a nivel nacional.

Ya en el mercado, estos emprendimientos buscan sus vitrinas de exhibición y venta. Marcas como Blash, GM Woman, Grafaltina, Trend &Styles, AW Collections o Privé predominan en supermercados o en grandes tiendas departamentales. Otras simplemente se ofrecen en el trabajo o en el hogar.

Esto último se logra con la venta por catálogo, otro motor de venta de estas marcas nacionales. En ella aparecen marcas como Hechizhada, parte del grupo Alianco, que abraza a otras cuatro firmas (Místika, Cavalini, Nozztra y Mi Ángel). Xiomara Gaviria, jefe de Mercadeo de Hechizhada, habla del posicionamiento que han ganado en el mercado. En el 2015, un año de plena recesión, lograron crecer en ventas un 19 %. Esto, admite, no hubiese sido posible por el encarecimiento que tuvo la ropa importada, que por una salvaguardia del 25 % terminó siendo mucho más cara. Según el Banco Central (BCE), la importación ese año cerró en $ 244 millones, $ 50 millones menos que en el 2014.

Mariuxi Áreas valida esa teoría que dice que las crisis también representan una oportunidad para crecer. Su marca Morenas, dice, nació y se mantiene en ese contexto. Tal vez, explica, en una época boyante para el comercio, le hubiera sido mucho más difícil lograr la concesión de un local en el Mall del Sol, donde busca llamar la atención de su clientela con los colores y estampados de sus telas. “Más allá de ver la fuerte competencia que hay, mi deseo era tener este negocio”, cuenta Áreas, quien heredó esta profesión por un negocio familiar.

Carlos Stowhas, director general del Designer Book, una plataforma que lleva impulsando la industria textil de moda en Ecuador, sostiene que aunque la industria ha hallado el camino, aún este tiene un recorrido largo. En la actualidad, dice, es indispensable que los emprendedores entiendan que es necesario trabajar más en construcción de marcas, “no podemos competir solo a nivel de prendas básicas, ya que las industrias de otros países están muy desarrolladas”.