
Temblores de noche y de dia
Una similar situación se observó en otras plazas del centro como San Francisco o La Merced. El nerviosismo creció al conocer que este temblor de 6,3 grados había tenido como epicentro una zona cercana a la vecina isla Puná y que no tenía relación con e
Los guayaquileños vivieron un día con los nervios de punta. Entre la noche del jueves y la mañana de ayer, sucesivos temblores de mayor intensidad a los que en promedio tenían las réplicas del terremoto del 16 de abril, motivaron el temor o al menos, un susto general.
El temblor de las 8:27 de ayer provocó que de inmediato se encendieran las alarmas en la Terminal Terrestre Jaime Roldós Aguilera y que se instara a las personas a abandonar el complejo. Las actividades volvieron a la normalidad luego de 10 minutos.
También obligó a los empleados municipales a desalojar espontáneamente las oficinas de los tres pisos y el mezzanine del edificio Crillón, frente al Palacio Municipal, en el centro de la ciudad. Miguel Unda, de la Dirección de Terrenos, ubicada en el primer piso, contó a EXPRESO que el sismo “fue fuerte y rápido”, pero suficiente para que decidieran bajar y ponerse a buen recaudo en la Plaza de la Administración (calles Pichincha y Clemente Ballén).
Una similar situación se observó en otras plazas del centro como San Francisco o La Merced. El nerviosismo creció al conocer que este temblor de 6,3 grados había tenido como epicentro una zona cercana a la vecina isla Puná y que no tenía relación con el terremoto del sábado pasado.
También porque ya en la noche anterior se habían sentido otros fuertes “sacudones” que causaron temor. Por ejemplo, entre los miembros de una comunidad de comerciantes asiáticos, quienes durmieron en la Plaza de la Administración, armados con carpas, cobijas y algo de comida.
¿La causa? Entre las 22:00 del pasado jueves y las 00:00 de ayer, la tierra sacudió nuevamente a algunas provincias en varias ocasiones. Según el Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional, se registraron, en la Costa, siete movimientos sísmicos superiores a la magnitud de 5 grados.
Su español no era tan claro, pero en sus caras se veía el temor que sentían por regresar a sus viviendas. Y eso que en la ciudad solo se sintieron los ecos del terremoto que afectó principalmente a las provincias de Manabí y Esmeraldas.
Los orientales buscaban dónde acomodarse para recostarse y dormir. Los costados del monumento a Antonio José de Sucre o los enormes bloques recubiertos con mármol que reposan a un costado de la Gobernación y Municipio, servían como camas, mientras una botella con agua o algún bulto de ropa envuelta eran utilizados como almohadas.
Este es uno de los sitios seguros de la ciudad, según el mapa que ha difundido la Alcaldía de Guayaquil. A la mañana siguiente, otras personas acudieron al lugar, por un motivo similar. MVM-EAR