Antonio Vélez Mejía, Ingeniero civil

Un tecnico que lucho por lo que creyo

“En mi época la ingeniería se basaba en el conocimiento deductivo, se analizaba la situación, se buscaban los recursos técnicos”, Antonio Vélez, 83 años.

Corría 1953 cuando Antonio Vélez Mejía, un destacado alumno de primer año de Ingeniería Civil en la Universidad Estatal de Guayaquil, se atrevió a interrumpir a su maestro de Geometría General. “Discúlpeme profesor -le dijo-, usted se ha equivocado”. Inmediatamente en el aula se hizo un tenso silencio que el profesor se encargó de romper: “Bueno, como me he equivocado venga usted a dar la clase”. Sin amilanarse, el chico se dirigió al pizarrón y concluyó exitosamente la operación matemática, luego de lo cual el docente terminó la clase y se fue antes del sonar de la campana.

La historia no termina ahí, pues días después Hugo Ramírez Icaza, el maestro, quien tenía fama de estricto, vio en los pasillos a su atrevido discípulo y le dijo que quería hablar con él. “Yo creía que me iba a pegar la repelada del siglo -recuerda hoy Vélez-, pero cuando lo fui a buscar lo que hizo fue preguntarme si quería trabajar”.

Fue así como Vélez ingresó en forma precoz al mundo laboral y de la construcción. Por recomendación de Ramírez Icaza, un ingeniero civil y exitoso constructor, comenzó a trabajar en las obras de una mansión en el barrio Centenario, que era el más exclusivo de Guayaquil.

Luego de esta experiencia, vinieron su graduación como ingeniero y muchas otras ocupaciones como constructor y alto funcionario de empresas públicas y privadas. En el 56 ingresó como auxiliar técnico en la Empresa Autónoma de Agua Potable la cual, con el paso del tiempo, fue cambiando de nombres, pero sin desprenderse de este profesional que iba ocupando cargos más altos: jefe de Construcciones, jefe de Fiscalización, gerente técnico, jefe de la Planta de Tratamiento La Toma y fiscalizador de las obras de ampliación de esta. También laboró durante 25 años en la empresa Plastigama como gerente técnico.

Hoy retirado, Vélez, de 83 años, sigue pendiente de todo lo que ocurre alrededor de su profesión.

“En mi época la ingeniería se basaba en el conocimiento deductivo, se analizaba la situación, se buscaban los recursos técnicos”, comenta, al sopesar la actual situación del sector constructor. “Hoy la actividad está un poco paralizada -continúa-, porque no ha habido un estímulo a la construcción privada, (porque) la obra grande ha estado a cargo del Gobierno y en manos de contratistas extranjeros o allegados al Gobierno... Incluso las construcciones individuales privadas, por falta de crédito y de posibilidades económicas, han estado rezagadas”.

Es Antonio Vélez un hombre que a lo largo de su vida se atrevió a defender y luchar por todo lo que cree.