Sri Lanka

¿Hay algo que podamos aprender de Sri Lanka? ¿Cómo podemos rescatar algo del sinsentido? ¿Podemos encontrar lógica en el fanatismo? Tal vez. Lo ocurrido en Domingo de Resurrección no tiene nombre. Y no tratemos de nombrarlo. No tratemos de cristalizar, ni limitar, algo que se desbordará de la palabra. Domingo de Resurrección. No los conozco, pero sé por qué fueron a misa ese día. Los veo arrodillados ante una cruz. Me imagino que los más pequeños deben haber estado cansados, preguntando con la mirada cuándo nos vamos. Y con la confianza que da la cotidianidad, ocurrió. ¿Por qué? La primera respuesta fuera que Sri Lanka es una nación con conflictos religiosos y étnicos. Y no estaría mal. Pero no es satisfactoria. La comunidad cristiana no supera el 7 % de la población. Y si han existido tensiones (violencia) ha sido entre musulmanes (minoría) y budistas (mayoría de la población). ¿Por qué entonces murieron justos por pecadores? La respuesta está en esa lógica del fanatismo, que debemos tratar de entender. (i) El Estado Islámico ha perdido terreno en Medio Oriente. Lo han combatido al punto de afirmar su derrota, despojado del territorio que una vez controló, de los pozos petrolíferos que lo financiaban, y de la población capturada que tenía bajo su dominio. Y, (ii) recordar que las divisiones entre musulmanes y budistas en Asia son ahora violentas. En Birmania estamos ante un genocidio de la minoría musulmana. En India la violencia no se queda atrás. Entonces, considerando la pérdida del Medio Oriente (y su militarización) es entendible que ISIS haya trasladado su “lucha” a un sector que no estaba en estado de alerta, y donde existe un índice alto de fieles en el islam que, en ciertos sectores de la región, viven en opresión. Resurgimiento del derrotado. Revanchismo. Y, tal vez, engrosamiento de sus filas. Pero eso aún no responde nuestra pregunta: por qué el cristianismo. Probablemente por el hecho de que son una minoría. En Sri Lanka y en Asia. Disminuyen las posibilidades de retaliación. Sin olvidar que escogieron el día más sagrado. Su mensaje es claro. No hay espacio para el otro. Está en ellos demostrarles lo contrario.