¿Solos en Navidad? Aprenda a superar la tristeza

Solos en Navidad Aprenda a superar la tristeza

Si no logra canalizar sus emociones, pasar las fiestas lejos de casa puede causarle depresión.

Aunque la Navidad es sinónimo de alegría y unión familiar, hay quienes no tienen la oportunidad de compartir con los suyos en esta fecha. Vivir en ciudades o países diferentes o laborar en Nochebuena evita que algunos no tengan -aparentemente- otra opción que cenar a solas, abrir sus obsequios (sin nadie que los aliente) y dormirse temprano o apenas el reloj de las doce. La realidad puede ser deprimente, sin embargo ayudar a otros o proyectarse a pasar una pascua diferente puede ser beneficioso.

Byron Tamariz, chileno, es médico y vive en Guayaquil hace siete años. Esta es la segunda vez que pasará sin sus padres y abuelos; y también la segunda vez que compartirá con la familia de su mejor amiga ecuatoriana por la noche y con gente sin hogar, por las tardes.

En el 2016, cuando la sensación de vacío y nostalgia había invadido su mente -dice- salió a dar un paseo por Guayaquil para entretenerse. Entonces vio gente mendigando comida y niños pidiendo regalos. “Me dije, ellos están peor que yo...”, así que fue por obsequios, ropa que no utilizaba, comida, “mucha comida”, y la empezó a repartir”. Tamariz sintió calma. A decir de los expertos, había canalizado positivamente sus emociones.

Para la psicóloga clínica Blanca Zea, terapeuta familiar y de pareja, este tipo de acciones positivas, sumadas al hecho de irse de paseo, llevar alegría a un hospital, un centro de acogida, un geriátrico; o de ver películas divertidas en casa, en cama, en compañía de un chocolate caliente..., aminoran la tristeza que la Navidad puede generar. Y evita la depresión que -por ponerse en juego todas las mejoras que se han teniendo durante el año- se puede llegar a sentir.

Por algo diciembre, para algunos, es el mes más triste del año, manifiesta. “Ya lo ha dicho la Organización Mundial de la Salud: en esta época, solo en América Latina se incrementan en un 40 % los casos de ansiedad”.

Para el director médico de laboratorios Bagó del Ecuador, Gregory Celis, aunque no parezca, las vacaciones o fechas festivas para muchos puede convertirse en una época de frustración. De allí que algunos anhelan acostarse el 23 de diciembre y despertar el 3 de enero, cuando la algarabía ha terminado.

¿Pero vale la pena pensar aquello? En absoluto, dice el experto. “Para enfrentar la melancolía o el temor a sentirnos solos, debemos apreciar lo que tenemos (salud, logros, familia, aunque sea lejos) y evitar sobre todo los pensamientos negativos o reflexiones profundas que nos hagan creer que todos, a excepción de nosotros, somos felices”.

Celis hace hincapié en fomentar las actividades al aire libre para distraer la mente y crear nuevos entornos y por qué no, tradiciones.

“Vale la pena concebir la Navidad como un nacimiento, una oportunidad para que nazca en usted otra forma de ser, pensar o actuar”. Zea, quien recomienda aprovechar el día para consentirse y hacer cosas que, en otro momento, no haría, sugiere dar el primer paso y tomar la iniciativa.

“Si lo invitan a una cena, vaya. No crea que se están compadeciendo de usted. Y si no lo hacen, salga. Arme una cena, unas deliciosas bebidas, vaya a misa -la espiritualidad siempre ayuda-, cante, haga una novena y reencuéntrese consigo mismo”.

Ricardo Llorente, terapeuta y fundador de la primera escuela de Yoga de la Risa en Ecuador, por su parte exhorta a pintar, meditar, escuchar música alegre: hacer cosas que al menos en Nochebuena y Navidad lo hagan reír.

El yoga de la risa, por ejemplo, explica, en estas y otras circunstancias es favorable. Quienes han sufrido una pérdida o añoran las pascuas del pasado; o no saben cómo lidiar con un reciente divorcio y la manera más adecuada de llevar la fiesta en paz con el ‘ex’ y los hijos (ver nota adjunta), pueden practicar esta terapia -en la uno ríe sin razón para ser felices también sin motivo- para relajarse.

“Es ciencia pura. El yoga de la risa cambia la frecuencia a nivel energético y genera químicos contrarios a los del drama. Practicarlo, por lo tanto, nos ayudará a sentirnos bien física y emocionalmente. Y más aún, nos permitirá hacer de la felicidad una emoción más permanente”, advierte.

Opciones para disfrutar a solas

Viaje

Si su familia vive lejos y no tiene la opción de visitarlos, entonces opte por una excursión dentro del Ecuador, pero lejos de su ciudad. La playa, la Sierra, las islas Galápagos... Si tiene los medios, aventúrese. Pase una Navidad distinta y conozca nuevos amigos.

Organice su propia cena

Tome la iniciativa y busque compañeros, miembros de la iglesia o amigos que tampoco tengan planes. Cocinen juntos, brinden, bailen. No focalice su atención en las personas ausentes.

Visite un hospital

Son muchos los pacientes que la pasan solos. Honre su presencia y permítales (y permítase) pasar con alguien en Nochebuena. Compre revistas, café, galletas y brinde en compañía.

Relájese

Seguramente no habrá ni un alma en las calles, así que salga a caminar prestando atención a lo que ve y experimenta. ¿Cómo se siente el aire? ¿Qué pájaros ve? La naturaleza tiene una manera mágica de poner las cosas en perspectiva.

Vaya a actos culturales

Aproveche los conciertos, las películas, las obras de teatro que la ciudad le ofrece. Muchos actos se ofrecen en los barrios, el malecón, los malls. Ser partícipe de ellos lo hará desconectarse, disfrutar, aprender. Ser feliz.

Descanse

Si prefiere quedarse en casa, consiga películas, música, videojuegos y haga todo aquello que nunca tiene tiempo de hacer. Piense que ahora tiene unos días de relax, en los que podrá disfrutar de lo que le gusta sin medida. Consiéntase también.