Elecciones. Alejandro Domínguez ocupaba el cargo interino en el organismo por Napout. Ayer en los sufragios fue respaldado.

En Socio Vivienda, los moradores cuidaran arboles

Ayer, temprano en la mañana, armados con escobas, recogedores y palas, 16 de los 18 miembros de la Asociación de Conservación y Mantenimiento de Socio Vivienda 1 y 2, empezaron a trabajar en los 2 kilómetros de la avenida Chucho Benítez, en la Mz 5 de Socio Vivienda 1.

Ellos son los moradores del sector que se encargan de mantenerlo limpio, de lunes a viernes. Nueve viven en la etapa 1 y la otra mitad, en la 2. Hubo dos menos porque estaban enfermos.

Elina Escobar, representante de la asociación, junto a Mercedes Paredes y Mireya Rentería barrieron el parterre central. Mientras que Clara Mancheno y Yolanda López separaron las piedras de la tierra de sembrado que Luis Avilés y Gonzalo Quinde echaron con palas para cubrir los hoyos donde plantaron 110 cedros en ese tramo.

Y sembraron 220 algarrobos a ambos lados de la avenida.

En total fueron 330 los árboles (de 1,20 metros de alto) plantados durante la Siembratón Socio Vivienda, que organizó el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) y en la que también trabajaron los ministerios de Cultura, de Ambiente y de Deportes.

El objetivo de la campaña es generar conciencia ambiental, dijo la ministra de Vivienda, María de los Ángeles Duarte.

“Es una excelente iniciativa para conservar el medioambiente y que la gente tome conciencia de lo importante que es esto y se da una mejor vista a la avenida Chucho Benítez”, dijo Escobar a EXPRESO.

Sus compañeras Mancheno y López, quienes aman las plantas y tienen sembrado papaya, verde, guineo y limón en sus casas, estaban entusiasmadas por participar en la jornada y por ser miembros del equipo que se encargará de cuidar lo recién sembrado.

Larissa Marangoni, directora Cultural Guayaquil, del Ministerio de Cultura y Patrimonio, indicó a este Diario que escogieron estas dos especies nativas de la zona porque el cedro es un árbol de sombra, propicio para el parterre central por donde trotan los habitantes, a quienes quieren ofrecerles una “sombra natural”.

El algarrobo tiene menos follaje, flores anaranjadas y amarillas y vainitas, cuyas semillas se secan para hacer aceite o se las muele para fabricar alimento para animales (vacas, caballos etc.) o pan, lo cual da pie a crear microempresas barriales.

“Cerca de las canchas de fútbol estamos sembrando mangos y guaba para que con sus frutos puedan hacer sus mermeladas y venderlas en la comunidad o hacer lo que tenemos pensado con Tía: crear un supermercado comunitario”, anunció Marangoni.