
Al sistema semaforico le faltan cien intersecciones
13’456.810 dólares ha invertido la ATM en el sistema semafórico en los últimos tres años.
Fue un proceso que tomó tiempo. Así define Andrés Roche a la integración semafórica de la ciudad. Que por calidad, está al cien por ciento, dice. El gerente general de la Autoridad de Tránsito Municipal explica que dependiendo de cómo se vea se puede hablar o no de una semaforización integral.
“Según como lo quiera ver: en cantidad no; en calidad, de lo que estaba proyectado, sí. En cantidad de intersecciones no, eso corresponde a la segunda fase”, aclara.
Existen 835 intersecciones semaforizadas, asegura Fernando Navas, director de Planificación de tránsito de la ATM. Y existe un desfase de aproximadamente 100 intersecciones que aún faltan. Esas serán intervenidas en los próximos meses.
Es decir, en números a Guayaquil aún le falta para tener una semaforización integral. Pese a que ya hay mejoras como los dispositivos que cuentan con UPS, que dan respaldo de energía eléctrica por 40 minutos si se presenta un apagón. Funcionan en avenidas principales como la Quito y la Machala.
Otra de las mejoras es la unificación de todo el sistema en un mismo lenguaje, uno de los principales problemas que tenía la ciudad, cuando la ATM se hizo cargo de la competencia. Recibió una red de semáforos de la Comisión de Tránsito y otros del Municipio, pero no se comunicaban entre sí. “Ahora todos hablan el mismo idioma, responden a diferentes marcas, lo que no nos obliga a depender de solo una, y los dispositivos de hace 50 años fueron renovados”, añade Roche.
La red de semáforos que tiene la urbe está conectada a los controladores (600 repartidos en todo Guayaquil), que son los operadores del sistema que está integrado a un centro de monitoreo que será inaugurado este mes de julio, adelanta Roche.
Con ello, el sistema semafórico está “totalmente sincronizado, totalmente centralizado, totalmente interconectado con fibra óptica, que responde por primera vez a un plan semafórico integral que nos tomó año y medio estudiarlo con técnicos”, enfatiza Roche.
Esto, sin embargo, no convence a los ciudadanos, que a diario se quejan de los trancones vehiculares por la falta o avería de los dispositivos.
Prueba de ello son las recientes quejas que recibe la cuenta de Twitter de la ATM. Fernando Navia y Cristian Mayorga reportaron daños en los semáforos ubicados en ambos lados de la avenida Carlos Julio Arosemena, a la altura de la estación de la metrovía Las Monjas. De acuerdo con la ATM, la situación fue superada a las pocas horas.
Esto, explica Navas, porque desde la central de monitoreo se puede verificar el estado de los dispositivos y actuar, sea reprogramándolos o enviando personal a verificar.
Otro ciudadano, Vicente Solano, se quejó de la inseguridad para el peatón. Por ejemplo, donde se coloca un semáforo no ubican los pasos cebra. Hay ciertos sectores donde la señalización es incompleta. Faltan las pantallas que alertan del tiempo para el paso del transeúnte y los sistemas de sonido para los invidentes.
Para el planificador urbano Carlos Jiménez, las mejoras todavía no son visibles, pero considera que si existe una central de monitoreo irán mejorando el tránsito.
Lo que le preocupa, dice, es conocer cuál es el universo de vías que aún no están bien asfaltadas, bien señalizadas, semaforizadas (si aplica) y cuándo piensan cerrar la brecha.
De acuerdo con Navas, la ATM tiene todavía cien intersecciones que debe semaforizar. “Hay un crecimiento aproximado de 20 o 30 intersecciones al año, de las cuales se hacen estudios, y el 60 % de ellas sí ameritan ser semaforizadas”, explica.
Estas nuevas intersecciones que van apareciendo responden a las necesidades, cambios de flujo, creación de equipamientos varios como centros comerciales nuevos, hospitales, bloques de oficinas.
“Y aparte estamos optimizando, haciendo reformas geométricas, a veces creamos intersecciones nuevas para descongestionar intersecciones actuales”, asegura Navas. Un ejemplo de ello es la avenida Boloña, que abrió una bocacalle en la avenida Kennedy, por lo que tuvieron que señalizar y semaforizar.
Tecnología
Se calculan los tiempos de viaje
La central de monitoreo permite medir los tiempos de viaje. Funciona con unos sensores tipo GPS ubicados en algunas esquinas de ciertas avenidas (por ejemplo la Quito). Eso detecta las señales de bluetooth o el wifi de los teléfonos que están abiertos, va midiendo el tiempo, hace un algoritmo y saca el promedio de velocidad, explicó Navas.
Con eso es posible obtener históricos para poder ofrecer información a los usuarios, un tema que se ejecutará a fin de año con los paneles dinámicos.