José Molina: Que el derecho a la resistencia no sea barbarie
Hoy vemos conductas disfrazadas de reivindicaciones que se alejan por mucho del objetivo principal
No discutiremos el innegable derecho -del que todos somos titulares- a la resistencia, ni tampoco la legitimidad que han tenido varias luchas a lo largo de la historia por parte de distintos grupos sociales marginados en un momento determinado.
Todos ellos son absolutamente legítimos, válidos y plausibles. Ahora bien, en Ecuador esto se ha distorsionado, y en exceso y en muchas ocasiones.
El ejercicio de los derechos no es absoluto, pues ninguno lo es, s. Si es mi deseo ejercer mi derecho a la resistencia, ya que considero que una acción u omisión del poder público o de una persona natural o jurídica no estatal vulnera o puede vulnerar mis derechos, no puedo ir a quemar las instalaciones de la oficina de mi empleador, ni tampoco puedo lanzar bombas molotov a la Institución pública ‘X’. Sabrán disculpar, pero a mí como ciudadano me enfurece ver inmuebles (los cuales hasta a veces son patrimoniales), que pueden o no ser instituciones públicas, con estupideces ‘grafiteadas’, acompañadas hasta con faltas de ortografía en la mayor cantidad de veces.
Hoy vemos conductas disfrazadas de reivindicaciones que se alejan por mucho del objetivo principal de un ejercicio propicio de derechos. Protestar no es delinquir, ni delinquir se justifica con protestar. Lo que vemos hoy día de modo general se aleja de, por ejemplo, actores sociales contemporáneos que realmente han logrado importantes consignas y logros, sin necesidad de actuar como neardentales, quemando autos, ponchando llantas de transportistas que, con mucho esfuerzo han comprado un camión y ven cómo salvajes con altísima carencia de yodo revientan las llantas y rompen los parabrisas. ¿Eso es una es una reivindicación? Por supuesto que no.
En definitiva, no nos oponemos al ejercicio de los derechos de las personas. Eso fuera incoherente no solo con la profesión que ejerzo, sino con mi carácter y mi forma de ser. Eso sí, no concibo justificaciones alejadas de la realidad ni de la razón, pues por algo somos los únicos seres vivos con capacidad de raciocinio. Recordemos que si la protesta y la resistencia son una brújula, el vandalismo hace que perdamos el norte.