Joseph E. Stiglitz: De qué depende el éxito de la democracia

43 premios nobel de una amplia variedad de disciplinas firmaron una carta de apoyo a la iniciativa
El 24 de septiembre, veinte países democráticos del norte y sur global -entre ellos Brasil, Chile, España y Noruega- se reunieron en la ONU, no solo para reafirmar su compromiso con la democracia, sino también para impulsar una agenda que la sostenga y fortalezca.
Este grupo, llamado Democracia Siempre, ha crecido rápidamente desde su primera reunión hace un año. Sus miembros reconocen que el retroceso democrático se acelera en todo el mundo, incluso en Estados Unidos, donde Donald Trump ha atacado el orden constitucional desde su regreso a la Casa Blanca.
Presenciamos un debilitamiento del Estado de Derecho, acompañado de corrupción, violaciones a derechos humanos y erosión institucional. Libertades como la académica y la de prensa están bajo ataque. Frente a este panorama, Democracia Siempre representa una luz de esperanza. Sus integrantes se mantienen firmes en la defensa de la democracia, la soberanía y el Estado de Derecho, y rechazan ceder ante líderes autoritarios.
Como economista, valoro los principios de la Ilustración: la razón, la ciencia y la libertad han sido pilares del progreso material y social de los últimos 250 años. Los pensadores ilustrados nos enseñaron que es posible diseñar instituciones que promuevan cooperación y bienestar. Somos seres sociales: nuestro avance depende de colaborar en sociedades cada vez más urbanas e interconectadas.
Las instituciones también nos permiten evaluar la verdad, algo esencial para la economía y la democracia. La historia demuestra que abandonar la democracia y el Estado de derecho abre la puerta a abusos de poder y sufrimiento humano.
La ONU, surgida tras la Segunda Guerra Mundial, fue concebida para garantizar la paz mediante cooperación multilateral y normas internacionales. En un mundo compartido, necesitamos instituciones globales para lograr estabilidad y prosperidad.
Recientemente, en el marco de la segunda reunión de Democracia Siempre, 43 premios nobel firmaron una carta de apoyo a esta iniciativa. Respaldan una agenda centrada en fortalecer instituciones, combatir la desigualdad y frenar la desinformación en Internet. Su mensaje es claro: los hechos no deben falsificarse, y el compromiso con la razón es clave para el avance humano.
Una democracia sólida se basa en hechos, investigación científica y periodismo riguroso. La libertad de expresión y la libertad académica son esenciales para asegurar la rendición de cuentas y prevenir el abuso de poder.
Sin embargo, muchos gobiernos han socavado estas libertades mediante demandas intimidatorias, mientras que las plataformas digitales amplifican la desinformación. La inteligencia artificial agrava estos riesgos, además de perjudicar a los medios tradicionales al apropiarse de sus contenidos, desincentivando la producción de información de calidad.
La democracia se basa en que todos tengan voz, pero esto se ve amenazado cuando unos pocos multimillonarios controlan el debate público. El sistema de contrapesos se debilita con la creciente desigualdad económica, que lleva a desigualdad política.
Además, la cohesión social, vital para la democracia, se ve erosionada por desigualdades extremas y medios polarizados. Durante demasiado tiempo se asumió que la democracia era permanente. Hoy sabemos que no es así. Democracia Siempre nos recuerda que mantener y mejorar las instituciones democráticas requiere esfuerzo constante y colectivo.