Paisaje. La imagen se suscitó el pasado 5 de abril. Dos jóvenes toman sol en traje de baño. La costumbre es poco común entre los guayaquileños.

Los singulares paisajes urbanos del Forestal

La imagen no calza a la vista del guayaquileño común: dos mujeres tomando sol en trajes de baño sobre el césped de un parque cualquiera. Sin embargo, al parecer, situaciones de ese tipo se evidencian a diario en los 10.000 metros cuadrados del parque F

La imagen no calza a la vista del guayaquileño común: dos mujeres tomando sol en trajes de baño sobre el césped de un parque cualquiera. Sin embargo, al parecer, situaciones de ese tipo se evidencian a diario en los 10.000 metros cuadrados del parque Forestal, ubicado en el sureste.

Como prueba quedó el registro gráfico de ese momento suscitado en una mañana reciente, la del pasado 5 de abril. Esta semana nadie daba razón del par de jóvenes que se broncearon a la vista de muchos paseantes locales.

“No creo que alguien haya hecho eso”, comentó uno de los guardias privados que custodian el parque y que se sorprendió de la situación.

“Quizá eran estudiantes de la universidad (de las Artes)”, asegura una vendedora de canguil. “Ellos hacen cosas raras”. Se refiere a los alumnos del centro de estudios superiores que tiene aulas en dos espacios del parque.

La imagen quedó finalmente como una extraña postal, toda una excentricidad urbana en un lugar donde se han evidenciado otras tantas situaciones a lo largo de estos casi 50 años desde que se lo construyó en los terrenos del primer hipódromo de la urbe.

En el lugar, además de los besos que se roban (ya no a escondidas) las típicas parejas de enamorados, parejas que no necesariamente las forman un hombre y una mujer, queda espacio para las vivencias de 150 gatos que sufren el abandono de quienes alguna vez fueron sus dueños. Una situación que alentó una actividad paralela: la de los rescatistas de los infelices mininos (ver nota adjunta).

“Hay un grupo de chicas que ven por ellos y nosotros de vez en cuando ayudamos”, cuenta Maritza López, quien reside a pocas cuadras de ahí, en el barrio del Seguro.

Los gatos aparecen por todos lados. Desde críos nacidos ayer, hasta unos gordos y ferales, aunque estos son menos, con los desnutridos y esqueléticos, que hacen una multitud.

Pero esto es parte del paisaje común en las 10 hectáreas del Forestal, con zonas que parecen tomadas por determinados grupos y en horarios determinados. A las cinco de la tarde, la explanada adoquinada que se explaya al pie del monumento ‘La Patria Joven’, de Oswaldo Guayasamín, que la jerga urbana calificó como ‘el monumento del chineo’, tiene dueños: los aprendices de ciclismo (cerca de 20 muchachos, de 7 a 15 años), que dan vuelta tras vuelta bajo la mirada atenta de papá o de mamá.

Por la mañana es propiedad de adultos que practican desde yoga hasta taichí. En el ala sur, aledaña al monumento de los caballos, funciona la escuela al aire libre de breaking.

En otros espacios y en días determinados, los dueños son actores y folcloristas (viernes). Los scouts llegan los domingos.

150 gatos y 8 humanos

La existencia de 150 gatos sin dueños sobreviviendo en las 10 hectáreas del parque llamó la atención de una oficinista de una empresa importadora. “Me habían contado que ahí los dejaban abandonados. Un día lo comprobé”, dice Sandra Alcívar. Desde entonces dedica sus fines de semana a visitar el sitio. Otras personas se han unido a la labor, en total siete.

El grupo se sumó a la misión que en solitario ya cumplía Carlos Torres, un vecino del sector, de 83 años, quien cada mañana les lleva agua y comida.