Sinfonica metropolitana

La revolución socialista del siglo XXI va colocando sus hitos con miras a conducir al Ecuador hacia un Estado donde el Gobierno se convierta en el “magister dixit”.

La Ley de la Cultura pretende controlar las ciencias y las artes, colocando grilletes en el pensamiento y en la inspiración artística de aquellos seres que se transportan hacia lugares que jamás conoceremos y que únicamente podremos disfrutar, ya sea por un diálogo, un lienzo o el sonido de una nota musical.

El arte en sus manifestaciones, es como el ave que libremente se desplaza hasta donde sus fuerzas lo permiten, gracias a su libertad y autonomía de vuelo. El ave encarcelada se apaga, se marchita y muere.

La amputación de su entorno, esencia de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, extirpa todo cuanto tiene que ver con ella, toda vez que se le corta la financiación, se le retira su sede, se limitan sus contratos, su derecho a funcionar y sus planes de desarrollo artístico.

Comenté el particular con un funcionario que, bromeando en serio, me dijo: “lo que pasa es que los monos no entienden de música clásica”, expresión irónicamente sutil que desprecia la capacidad de quienes vivimos a orillas del mar, de poder entender, asimilar y disfrutar la Quinta Sinfonía de Beethoven o el Concierto para piano y orquesta de Rachmaninoff.

Nadie discute que podamos encontrar un buen director para la orquesta, pero haciendo honor a la justicia y a los méritos adquiridos con creces, debemos reconocer que el maestro David Harutyunyan, un armenio amante del Ecuador, que se radicó entre nosotros desde hace 15 años, se ha entregado con entusiasmo, dedicación, creatividad, amor y espíritu de sacrificio, a dirigir con éxito a la Orquesta Sinfónica de Guayaquil y lo ha conseguido inobjetablemente.

Inútil exigir que nos quieran y acepten que tenemos el derecho a culturizarnos, de suerte que considero pertinente que nuestro alcalde Jaime Nebot tome la batuta de la situación y con la energía y guayaquileñismo que lo caracterizan, organice la Orquesta Sinfónica Metropolitana de Guayaquil ¡Estamos seguros de que lo hará!

Y sigo andando...

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