Imagen. La magia de la luz de las velas desde los faroles contrasta con la oscuridad de la noche para formar alegorías religiosas de la Virgen.

La silueta de la Virgen elaborada con faroles

El acto religioso colapsó el tráfico vehicular. En las calles no había espacio para transitar, los fieles venían de todos lados.

Alrededor de quince mil feligreses rindieron homenaje a la Morenica del Rosario. Se prendieron diez mil faroles para formar la alegoría de la imagen de la Virgen.

Las luces brillaron en el corazón de Cuenca como parte de los actos religiosos con los cuales los devotos repasan la coronación de la imagen ocurrida un 8 de diciembre de 1930.

Los faroles se asentaron en el piso de la Plazoleta Juan Bautista Vázquez, al pie de la iglesia de Santo Domingo, donde la efigie lucía un vestido blanco y una capa con bordados en hilo de oro, en lo más alto del altar mayor.

“Hermoso, bello, mágico”, fueron las expresiones de Juan Matute, quien, junto a su esposa y cuatro hijos menores, se ubicaron en una de las esquinas de la plazoleta. A unos 10 metros estaba Manuel Méndez, un hombre de 96 años, quien dijo recordar su niñez en el año de 1933, cuando “todo Cuenca se volcó a esta plazoleta para festejar los tres años de la coronación de la Virgen, debió pasar 84 años para volver a ver a tanta gente”, adujo el longevo.

Las alegorías fueron diseñadas por estudiantes de la facultad de diseño de la Universidad del Azuay, dirigidos por el artista independiente Johnatan Ortega.

El ropaje de la Morenica del Rosario, nombre dado por la coloración de la imagen, es una joya, “fue elaborado por las religiosas del Instituto Pérez Pallares de Quito, hace 80 años”, anotó Hernán Pacurucu, seglar de la congregación de los dominicos.

Al evento asistieron ciudadanos de distintas parroquias de Cuenca y turistas extranjeros, maravillados por el espíritu religioso y la belleza mágica de las luces, poco a poco desde el 2007 el “Festival de las Luces” se convierte en un nuevo ícono turístico de la capital Azuaya.

La fe hacia la Virgen Morenica del Rosario, conocida también como ‘Reina de Cuenca y del Azuay’, surge por tradición y favores recibidos por los devotos. “Considero que no debe perderse”, según el seglar Hernán Pacurucu.

La coronación de la imagen como “Reina de Cuenca y del Azuay tuvo lugar en 1933, en la avenida Fray Vicente Solano, con la presencia de algo más de 65 mil feligreses. Fue un poco después en que concluyó la construcción de la basílica de Santo Domingo, donde se venera a la advocación.

Fue el obispo de Cuenca de aquel entonces, Daniel Hermida, quien colocó en las sienes de la Virgen una corona de oro de 18 quilates y pedrería, donada por el pueblo azuayo. Las piedras preciosas, entre ellas rubíes, fueron traídas por los orfebres morlacos desde Europa gracias a la colaboración de matronas cuencanas y familias que donaron dinero.

Durante el acto cumplido la noche del jueves, hubo también serenata a cargo del grupo la Cigarra y el coro Santa Catalina, para concluir pasadas las 22h00 luego de una misa presidida por el arzobispo de Cuenca, Marcos Pérez con asistencia de las autoridades de Cuenca y de los dominicos a nivel nacional.

La bendición del fuego estuvo a cargo de Armando Villalta, sacerdote subprovincial de Santa Catalina de Siena, del Ecuador, representante de la comunidad de padres dominicos en Cuenca.

Los fieles encendieron los faroles no sin antes realizar una oración a la Virgen La Morenica del Rosario. Gloria Matute y sus hijas menores con mucha espiritualidad y devoción les enseñaba para que la tradición continúe de generación en generación.