Fin del Siglo XX

Reconociendo que la cronología tiene sucesos que adelantan o atrasan la marca de los días, las vidas dilatadas en el tiempo, en ocasiones señalan las etapas de manera distinta.

La muerte de Fidel Castro, vale decir su vida, marcó el siglo pasado y lo extendió a los primeros años del presente. Por eso, sin ánimo grandilocuente, que no hace falta ni el guerrillero cubano lo necesita, bien se puede expresar que el siglo XX político, acaba de terminar.

Bastaría observar la polarización en el juzgamiento de su decorrer vital para probar el aserto. Poco falta para que algunos de sus fieles seguidores lo canonicen. El santoral marxista está escaso de nuevos personajes a quienes adorar y Fidel acaba de convertirse en uno. Dentro de poco se lo invocará esperando milagros. Mientras ello ocurra, seguirán largo tiempo los festejos en Miami. Ya los cubanos del exilio habían tenido oportunidad de celebrar con la victoria de Trump. Ahora, añadiéndole escatología a sus ritos, han salido a festejar la muerte de Castro.

Lo cierto es que el líder cubano consiguió otorgarle a La Habana, la condición de capital de todas las búsquedas por un mundo distinto y solidario como cuando convocó la reunión sobre la impagable deuda externa o capital de la búsqueda de la paz, tal cual acaba de ocurrir recientemente en relación con los dilatados conflictos colombianos que pareciera, al fin, tendrán su punto final.

En todo caso, con esa polarización por delante, que continuará a lo largo de los tiempos, es aventurado arriesgarse, ahora, a realizar juicios de valor. Pareciera que cuando se intentan aquilatar a gigantes de la trascendencia de Castro, el pensamiento se subordina inclinándose sin capacidad crítica o se rebela molesto por las distancias que fácilmente se evidencia a favor de su grandeza.

Así, de santo laico, nuevo Apóstol tal cual Martí, a tirano sanguinario que dejó a Cuba sin sus libertades, oscilarán los criterios de sus adoradores y sus detractores y no resulta el presente el mejor momento para intentar un balance, justo cuando las relaciones con los EE. UU. entran en fase crítica.

Quizás, y esta es otra de las manifestaciones de sus singulares capacidades, el mismo se adelantó a dejar establecido el juicio que espera y, tal cual se atrevió a predecirlo: La historia lo absolverá.