Los que señalan el futuro del Bombillo

Los que senalan el futuro del Bombillo

Cómo puede ser posible que ese mismo balón tocado por todos no suene igual. Ese es el gran misterio. Hay algo dentro de cada personaje que toca el balón de acuerdo con lo que está queriendo decir. Ayrton se deja llevar por lo que siente. Cada uno de sus piques cortos es una oportunidad para cambiar de idea, velocidad y dirección. Sus compañeros lo tienen como obligatorio en todas las jugadas de ataque. No duda, encuentra el pase. Resuelve rápido. Transforma una conducción en una jugada de gol. Intuición afilada. Toca y se desmarca, libera la zona. Sus lanzamientos desde el exterior rompen el achique oponente. Si corre, quedan todos atrás; si frena, pasan todos de largo. Une la potencia a la velocidad, sin perder precisión. Lee bien la celeridad del envío. Saca la pelota del eje del defensor. Tiene en su memoria el movimiento de sus compañeros; despeja el lugar, atrae marcas y pone la pelota en el claro. Pueden ovacionarlo incluso antes de empezar el partido. Joao Rojas sale de los espacios reducidos con naturalidad. Es control y tiro: acomoda la pelota y el cuerpo, simplifica. Crece a la altura de las dificultades que va encontrando. Su gambeta desconcertante es la vieja bandera del buen fútbol. Se acerca a Preciado y la marca sufre sus peores momentos. Carlos Orejuela cambia a la carrera para que no lo sobrepase el balón. Desaira al rival, destruye la presión, desata el nudo de la jugada. Actúa sobre el extremo zurdo del campo, lugar donde el criterio tiene más cosas que decir que el instinto. Regatea por velocidad y habilidad. Mientras tiene la pelota va pensando y decidiendo. Encarador y generoso en esfuerzo y en espectáculo.