Protagonistas. Patricia Morejón (izq.), Lourdes Serrano, Gabriela Urquizo, Génesis López, Bertha Aguirre y Martha Herrera.

Seis pioneras que cambian la historia

A propósito de esta fecha, EXPRESO convocó a seis mujeres que hicieron historia en cada uno de sus cargos y les consultó qué falta y en qué creen que Ecuador ha avanzado en esta lucha por la igualdad.

No es un Día de la Mujer cualquiera. Hoy se levantan 150 países por una sociedad más justa e igualitaria, una convocatoria única en la historia, inédita, que grita quererlas “libres, vivas, feministas, combativas y rebeldes”.

España y Francia secundarán el llamado al paro general. Otros territorios, como el nuestro, agendaron cientos de actividades en el marco de esta huelga internacional (ver agenda en la parte inferior).

Este 8M es feminista porque no se limita a una huelga laboral. Propone que las mujeres dejen de realizar actividades de cuidados y hacer ver que, sin todo ese trabajo silencioso, el resto del mundo se cae.

A propósito de esta fecha, EXPRESO convocó a seis mujeres que hicieron historia en cada uno de sus cargos y les consultó qué falta y en qué creen que Ecuador ha avanzado en esta lucha por la igualdad.

La primera fiscal provincial del Guayas, Patricia Morejón, y la pionera en presidir la Secretaría municipal, Martha Herrera, son parte de esta lista.

“Tengo el compromiso de dejar una huella”

Patricia Morejón está segura de que su cargo como fiscal provincial del Guayas y Galápagos fue un designio de Dios. “Yo postulé al concurso de méritos (2016), pero ya tenía un viaje planeado que no podía posponer. Así que me fui con la idea de que regresaría cuando el plazo había terminado”.

En medio del viaje, recuerda, hubo un problema y el plazo se extendió, por lo que pudo llegar a los exámenes finales del concurso.

¿El resultado? Fue la quinta mejor puntuada a nivel nacional y se convirtió en la primera mujer en ocupar la silla de una de las Fiscalías más importantes del Ecuador.

La convicción y confianza en su trabajo la han llevado a reorganizar completamente a la institución. “Antes de postular yo pasé por todas las unidades, por lo que conocía la realidad de la Fiscalía. Apenas llegué tuve que tomar decisiones emergentes. Aquí faltaban acondicionadores de aire, la cámara de Gesell no funcionaba y la Unidad de Atención de Peritaje Integral necesitaba organizarse”.

Morejón asegura que ser la primera mujer en el cargo es un desafío que le ha permitido cambiar la visión administrativa de la Fiscalía del Guayas. “La atención al usuario ha mejorado muchísimo. Esta es una Fiscalía de puertas abiertas y ese es el resultado de trabajar con pasión”.

La funcionaria indica que su rol de madre le da un plus al momento de analizar situaciones delicadas. Ahora su reto, dice , es dejar una huella en la institución.

“Ayudamos a la mujer a tener voz, desde niña”

Teniendo en cuenta que el mundo es cada vez más tecnológico, un grupo de jóvenes, todas miembros de la organización Girls in Tech (GIT) Ecuador, liderado por la guayaquileña y pedagoga Lourdes Serrano, propone que las mujeres y niñas tengan mayor presencia en el campo científico. La tecnología resulta clave para construir un futuro más igualitario, “no se trata de feminismo”. Hacerlo les permitirá que escojan lo que quieran ser, sin presiones sociales, ni estereotipos.

Girls in Tech Ecuador es la presencia ecuatoriana para GIT, un movimiento que tiene presencia en más de 60 ciudades del mundo. En el país nació en octubre de 2015 y, a decir de Serrano, está inspirado en la vida de Matilde Hidalgo de Prócel, esa primera ecuatoriana que fue bachiller, doctora y ejerció el voto.

En Guayaquil, donde se encuentra su sede, la comunidad ha enseñado a crear videojuegos y programación, a jóvenes del barrio Nigeria (en la Isla Trinitaria) y del sur de la ciudad. También una serie de talleres y procesos de diseño de pensamiento que las han ayudado a tener mejores oportunidades laborales, “a ser más visibles, a levantar la mano” y ser las protagonistas de emprendimientos innovadores.

“En 2030, el 80 % de los trabajos van a estar ligados a la tecnología e ingenierías”. La idea, agrega Serrano, radica en que todas tengan las facilidades de ser parte de las ciencias duras. La realidad debe cambiar: “Nosotras no tenemos menos capacidades, no merecemos ningún tipo de aislamiento”.

“No tenemos la fuerza física, pero sí la firmeza”

Hace 27 años, la entonces Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) convocó a las aspirantes para la primera promoción de mujeres oficiales de la entidad.

Asistieron 148 féminas y solo 44 aprobaron el curso. Tres siguen en funciones: las coroneles Rosa Hernández y Sandra Cornejo y la mayor Bertha Aguirre.

La primera oficial ejerce las funciones de comandante de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE). Las dos últimas cumplen sus labores en la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM), entidad que dentro de sus filas tiene 127 agentes mujeres.

La mayor Aguirre está al frente de la Central de Comunicaciones Operativas, departamento que evalúa y recepta las llamadas telefónicas.

La oficial considera importante el rol de la mujer en los diferentes ámbitos. “Si bien realizamos igual o mayor labor que la de los hombres, las mujeres analizamos las cosas desde otro punto de vista, incluso para tratar con los infractores”, expresó.

Sus inicios como oficial no fueron fáciles. “Tuvimos que luchar contra el machismo que estaba arraigado en ese entonces”, revela.

Ve diferente el panorama actual, porque hay una mayor participación de la mujer, aunque hay ciertos estereotipos, como por ejemplo que a la mayoría de las agentes mujeres les cuesta comentar a sus colegas varones problemas personales o temas de salud.

“Pero más allá de ello, las mujeres tenemos que sobresalir, no dejarnos caer”, remarca Aguirre.

“Las otras chicas dijeron no, pero yo dije sí”

A Génesis López su mamá la había inscrito en un nuevo curso de computación. Word y Excel eran los programas con los que esta adolescente esperaba encontrarse. Sin embargo, la programación se cruzó en su camino y logró despertar su genio interior.

Esta pequeña que programaba desde un ciber cercano a su casa atrajo en 2015 la atención de Microsoft y logró ser la primera niña a la que Kevin Turner, director de operaciones globales de esta empresa, vino a visitar a Ecuador. Tres años después su pasión por la programación no ha desaparecido.

Ella logró incursionar en un área dominada por hombres y asegura que las instituciones están brindando mayores oportunidades, sin distinciones de sexo. No obstante, lamenta que aún las mujeres teman contradecir a la sociedad. Recuerda que “cuando yo entré al curso éramos algunas mujeres, pero poco a poco dejaron de ir”.

El pensamiento de que eso es un tema de hombres o que no son capaces de hacer algo, son los motivos que esta joven, prodigio de la programación, menciona para explicar que la equidad todavía no se haya alcanzado en el país.

Con voz firme recalca la importancia de actividades en favor del sexo femenino, pero sostenidas. “No deben limitarse solo al mes de la mujer” enfatiza.

Finalmente hace un llamado a erradicar el pensamiento de que “las mujeres somos complicadas o hacemos revuelo por todo” para criticar la lucha en pro de demostrar que nosotras también podemos.

“Tenemos que romper el tabú del temor”

Martha Herrera es la jefa de las actas del Municipio desde noviembre de 2016, cuando se convirtió en la primera mujer en presidir la secretaría en la historia de la entidad.

En 23 años como funcionaria municipal, Guayaquil le debe el orden. Propuso la conservación de documentación importante a través de la creación de un archivo y el envío de otros tantos documentos al museo.

Hoy admite que, en lo que respecta a administración pública e igualdad, ha habido un avance. “Se ha roto el tabú de que a la mujer le den la oportunidad de estar en la parte administrativa pública y política. Hemos demostrado igualdad de talento, solidaridad, eficiencia y, sobre todo, responsabilidad”, opina para EXPRESO en este Día de la Mujer. Ella es un ejemplo. “Vieron que soy capaz”, cree; pero sabe que allí afuera aún hay muchas voces calladas.

“Es lamentable que todavía haya maltrato. Eso pasa por no creer en sí mismas”. E intenta explicar lo que entiende de este aún lamentable fenómeno: “Así como dicen que no hay mujer fea sino mal arreglada, existen mujeres que son capaces, pero que, por temor, no se enfrentan a la vida. Tenemos que romper el tabú del temor y sacar la voz oculta de nuestros corazones”.

Desde su perspectiva, Ecuador está adelante en el tema. Es que la lucha no la hace solo un plantón o una protesta, sino también demostrar capacidad intelectual y política, mostrar vigor en todas las áreas.

“Nosotras hemos tenido que adaptarnos a las reglas de los hombres”

Ser mujer y miembro de las Fuerzas Armadas ya es de por sí un desafío. El reto aumentó para Gabriela Urquizo cuando tomó la decisión de ingresar al curso de salto libre.

Ella y Paola Ochoa son las primeras infantes de Marina que aprobaron el curso y pasaron las complicadas pruebas físicas y psicológicas para poder saltar desde unos 12.000 metros de altura.

“Aunque mis compañeros me apoyaron todo el tiempo, mis amigos o familiares me dijeron que lo pensara bien, que tomara en cuenta que algo me podía pasar durante un salto y mis hijos se quedarían sin su madre”, recuerda la teniente de fragata.

Al principio fue complicado, menciona, pues debieron realizar las mismas pruebas físicas que el resto de sus compañeros, sin embargo la satisfacción de haberlo logrado la impulsa a tomar la decisión de perseguir otro reto: ser jefa de saltos.

Ser pionera es muy importante para Urquizo, especialmente como integrante de la Armada. “El camino para nosotras se está abriendo. Ya en Estados Unidos tienen las primera mujeres rangers, entonces por qué no pensar que podemos tener a las primeras mujeres comando, o mujeres rana. Ya rompimos ese paradigma de que los cursos de fuerzas especiales solo son para hombres”.

Urquizo considera que el mérito es mayor para las mujeres porque son las que han tenido que adaptarse a una sociedad llena de reglas impuestas por y para hombres. “Nosotras tenemos doble rol: madres y profesionales y aun así cumplimos a cabalidad ambas responsabilidades”.