Segunda vuelta electoral...

Con el pronunciamiento del Consejo Nacional Electoral en el sentido de reconocer que hay una segunda vuelta electoral, la cual se llevará a cabo el 2 de abril del presente año, se tranquilizó la ciudadanía nacional, que no podía ver con indiferencia la actitud de este organismo público al pretender demorar, sin motivo explicable alguno, los resultados de los comicios.

Una vez más se puso de manifiesto que cuando el pueblo alza su voz, como lo hizo el de Quito, que al grito de libertad hizo vigilia permanente al pie de la sede el Consejo Nacional Electoral, no hay fuerza de naturaleza alguna que impida el triunfo de su rebeldía.

Las elecciones del domingo 19 de febrero sirvieron para esclarecer, definitivamente, que el correísmo sufrió una aplastante derrota.

No otra cosa significa el haber obtenido menos del 40 % de la votación popular, a diferencia de los sectores de oposición que obtuvieron más del 60 % de la voluntad del pueblo. Esto es innegable porque con las matemáticas no hay cómo moverse...

Por lo tanto, lo que corresponde ahora, si en verdad se piensa en la patria, es que los partidos y los movimientos políticos que forman parte de ese 60 % se unan, posponiendo intereses personales, partidistas o de la naturaleza que sean, para juntos formar un solo frente y el 2 de abril derrotar, sin posibilidad alguna de reclamo, al continuismo, y así se permita un cambio que el país tanto necesita.

Debemos recordar lo que sucedió el 28 de mayo de 1944, cuando para derrocar al gobierno de Arroyo del Río se unieron desde comunistas hasta conservadores, bajo la dirección de un político de estirpe, como fue Francisco Arízaga Luque. Juntos lograron la transformación de mayo, que llevó al poder a Velasco Ibarra.

La historia no solamente debe ser para recordarla sino para repetir los actos de trascendencia como ese.

Ojalá en esta ocasión también prevalezca el sentido de país que el pueblo ecuatoriano exige.

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