El santo que se enamoro de la parroquia Cumbe
En tres días festejaron a san Antonio. Se reconstruye y amplía la antigua iglesia para dar cabida a los numerosos feligreses.
La parroquia Cumbe, del cantón Saraguro en Loja Ecuador, celebró a lo grande a san Antonio, su patrono, desde el 23 al 25 de septiembre pasado.
Esta pequeña parroquia se encuentra ubicada a 15 kilómetros al norte de la cabecera cantonal.
Visitantes de diferentes partes del país se acogieron a esta gran devoción por el santo, que lleva casi un siglo y ha ganado fuerza por los milagros que según sus fieles reciben de él.
Incluso desde las vecinas repúblicas de Perú y Colombia han llegado fieles que brindan testimonios de milagros recibidos de san Antonio. Muchos turistas de los mencionados países y de otros lugares internacionales acuden a la basílica menor, como se denomina el templo donde se encuentra la imagen venerada. La iglesia lleva cerca de cuatro años siendo ampliada y reconstruida, bajo la dirección del padre Oswaldo González, quien es oriundo del lugar.
Una primera etapa está culminada, consiste en la parte exterior o campanario del templo, mientras que en su interior continúan los trabajos impulsados por los devotos, quienes aportan con mano de obra y ayuda económica para la construcción.
En los exteriores de la basílica se encuentra el monumento con la imagen del patrono, san Antonio. El fervor se remonta a las dos primeras décadas del siglo XX. Según relata la historia, la imagen de san Antonio fue encontrada en el sitio llamado Yacucachi, en una cueva que existe hasta la actualidad y que pertenece al barrio Alverjas Loma.
Cuentan que un vaquero de la hacienda Chayasapa-Tablón buscaba un ganado que se le había perdido. El vaquero accidentalmente encontró y recogió la pequeña imagen, llevándola hasta el barrio Rodeos, donde según la creencia popular de esos tiempos, la imagen no se enseñaba y se regresó al lugar donde fue encontrada.
Luego la habrían llevado a terrenos donde actualmente está la parroquia de San Antonio de Cumbe, allí existe una pequeña capilla de bahareque (construcción de caña o palos), donde la imagen reside hasta nuestros días. En el año 1990 el obispo de Loja de aquel entonces, monseñor Hugolino Cerasuolo, declaró al templo santuario diocesano, por la religiosidad y muestras de fe de quienes acuden a este lugar.
Gustavo González, quien es nieto de Belisario Salinas, comentó que su abuelo donó el terreno para la construcción del santuario menor, que hoy en día está en etapa de remodelación.
“Para la demolición del antiguo templo se realizó una minga; un devoto dio el primer combazo, el cual lo hacía responsable de la donación de mil sacos de cemento para la reconstrucción del templo”, destacó González.
Durante las fiestas, en el centro de la parroquia, se instalan carpas donde se ofrece la venta de platos típicos como: cuy con papas, hornado, caldo de gallina criolla; así como la venta de ropa, recuerdos de la parroquia y artesanías que los comerciantes traen desde diferentes lugares.