La salud también es intercultural en Bolivia

La salud tambien es intercultural en Bolivia

No hay ceremonia en el altiplano boliviano que no comience dando gracias a la Pachamama (Madre Tierra). Francisco Mamani, don Panchito para los vecinos, médico tradicional de 62 años

No hay ceremonia en el altiplano boliviano que no comience dando gracias a la Pachamama (Madre Tierra). Francisco Mamani, don Panchito para los vecinos, médico tradicional de 62 años, oficia la ceremonia en el patio de su vivienda, ubicada en Villa Esteban Arce, en el municipio de Sica Sica, a unos 120 kilómetros de La Paz.

Tras prender fuego a las ofrendas, la llama se alimenta con hojas de coca al tiempo que se piden deseos. Don Panchito heredó el oficio de su padre y durante años vivió de recorrer los caminos tratando a los enfermos con las plantas medicinales que recogía en el valle. Retama, coca, malva, taratara, ñaca, manzanilla, toronge, apio, alcachofa, eucalipto, cola de caballo... remedios para “limpiar la bilis o para tratar los cólicos biliares”.

No necesitó de poderes sobrenaturales ni sobrevivir a la caída de un rayo o llegar al mundo en posición podal, como algunos de sus colegas a los que aymaras y quechuas consideran predestinados para curar enfermedades.

Ahora, don Panchito dispone del título de médico reconocido por el Gobierno de Evo Morales y pasa consulta en el centro de salud Kallawaya Villa Esteban Arce, uno de los pioneros del país andino donde se practica la integración entre la medicina tradicional y la científica, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). El centro dispone de un vivero donde se cultivan plantas medicinales y un laboratorio donde se fabrica la farmacopea andina.

Además de curar enfermedades que no son necesariamente mortales, don Panchito también tiene otros dones: puede leer en las hojas de la coca el destino de las personas, medir la tensión presionando una vena en la muñeca de los pacientes y detectar posibles males a través de la retina. Atiende partos y cura del “susto” a los niños, una enfermedad bajo la que se agrupan dolencias varias.

El Centro de Salud Kallawaya y el Hospital Boliviano Español Patacamaya, a unos 40 kilómetros, forman parte de la red de salud que impulsa el Gobierno boliviano. En ambos, médicos tradicionales y médicos científicos comparten consulta con naturalidad. Ambos centros son considerados por las autoridades “modelos de interculturalidad” gracias, en buena medida, a la implantación de salas de parto con “adecuación cultural”, donde se replican la intimidad y las costumbres ancestrales de los habitantes de la zona.