Ceremonia. Los moradores de la comuna rinden homenaje al santo.

Sacachun celebro el sexto aniversario de San Biritute

Una vasija de la que se desprenden olores de inciensos encendidos, entre los que se destaca el del romero; el humo se apodera del lugar y empiezan a danzar varios hombres y mujeres con disfraces de animales.

Una vasija de la que se desprenden olores de inciensos encendidos, entre los que se destaca el del romero; el humo se apodera del lugar y empiezan a danzar varios hombres y mujeres con disfraces de animales; en ese momento el activista cultural Javier Blum empieza un rezo donde invoca a los dioses por la protección del lugar y la fertilidad de la tierra, todo el rito se lo realiza junto al monolito San Biritute.

Mirando al cielo y acompañado por el sonido de un tambor que toca uno de los comuneros del lugar, Blum exclama “ofrecemos nuestras fuerzas en memoria de los antepasados y para el amparo de las nuevas generaciones”.

La danza morfológica como se denomina el ritual, fue el acto más importante por el sexto aniversario del retorno del monolito San Biritute a la población de Sacachún, en el área sur de la provincia de Santa Elena, que se cumplió el pasado 15 de julio.

Para la antropóloga Patricia Rodríguez, otra de las participantes del culto a la esfinge, se trata de una práctica milenaria que se busca conservar, la experta señaló que los primeros habitantes del pueblo Huancavilca asentados en las faldas de la cordillera Chongón-Colonche, construyeron varias imágenes en piedra para tener presentes el poder de la naturaleza. Los habitantes de Sacachún se unen a los danzantes y juntos le entregan las ofrendas a San Biritute que son las frutas de las cosechas obtenidas en sus fincas. El evento culmina con música que es entonada con guitarras por los comuneros, al compás de las canciones se reparte el “seco de chivo” que a decir de los pobladores es un plato originario del lugar.

“Los abuelos de mis abuelos decían que la receta nació aquí (Sacachún), luego pasó a Zapotal que está ubicado a 10 kilómetros y después se extendió por todo el Ecuador”, aseguró Gilberto Lino, otro de los habitantes del sitio. (F)