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Saadin Solah, su mas grande medalla

Desde muy joven, Saadin Solah se destacó en todos los deportes en los que pudo incursionar: fútbol, atletismo, voleibol, incluso como torero.

Cuando empezó el anhelo de correr en maratones o medias maratones, los entrenamientos se afianzaron con la guía adecuada

Debo confesar que mi admiración por la familia Solah Ferri data de hace más de 20 años, no solo por su inquebrantable espíritu deportista, sino también por su firme unión; y es ahora cuando puedo compartir esta historia de vida asombrosa que resulta una inspiración para todos.

Desde muy joven, Saadin Solah se destacó en todos los deportes en los que pudo incursionar: fútbol, atletismo, voleibol, incluso como torero. Nació con ese ‘chip’ incorporado, que se ha ido asentando con el tiempo. De fuertes raíces, su ascendencia libanesa lo enorgullece. Su padre vino a Ecuador buscando mejores oportunidades y se radicó definitivamente en este país.

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Comerciante de profesión, se casó a los 22 años con el amor de toda su vida y compañera de aulas en el Colegio Americano de Quito, Aurora Ferri, con quien próximamente cumplirá 60 años de feliz matrimonio. Juntos han logrado una prolífica descendencia de 4 hijos, 10 nietos y 2 bisnietos, quienes significan la razón misma de su existencia y su más grande motivación, porque fueron ellos quienes le impulsaron a participar en carreras de alto nivel, cuando había superado los 60 años.

Ahora recuerda con gracia cuando hace unos 30 años era el único mortal que trotaba al amanecer alrededor del parque La Carolina, época en la que nadie más lo hacía. De hecho, sorprendía tanto que había quienes le gritaban desde las vías de circulación “¡Loco!” o “¡Ya mismo llegas a la meta!”. Una anécdota que refleja ese espíritu que siempre lo empujó a correr tanto como pudiese, sin importar nada más. Con su ejemplo, sus hijos poco a poco se fueron sumando a su carrera de vida y de pronto todos corrían juntos.

Cuando empezó el anhelo de correr en maratones o medias maratones, los entrenamientos se afianzaron con la guía adecuada y, de manera extraordinaria, Saadin ha participado, junto a sus hijos Saadin (+), Lili, Gabriela y Samia, en carreras de alto rendimiento a nivel nacional e internacional desde el 2003, arrancando con la media maratón de Miami, que luego llegó a ganar dentro de su categoría.

Vale decir que en la maratón de Nueva York en 2004, estuvieron a punto de lograr un récord Guinness, al ser nueve miembros de una misma familia los que corrían, pero unos británicos les ganaron al ser ellos 10. “La maratón la ganan todos, porque llegar a la meta es durísimo. Mi hija Gaby ha corrido 14, es una gran deportista”, afirma Saadin.

A sus 81 años, acaba de participar hace unos días en una carrera en Savannah, Georgia, junto a su nieto Adrián Pasquel. “Corrí solamente 5 kilómetros porque las rodillas duelen. Mi mente está concentrada en el recorrido, no pienso en nada más”.

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Otro momento importante en su carrera fue cuando en sus recorridos Saadin descubrió que correr en el centro histórico de Quito era una experiencia extraordinaria. Entonces, su hijo Saadin Solah estableció la carrera ‘La Ruta de las Iglesias’, que va por su décima quinta edición y que recauda todos los fondos para la Fundación Olimpiadas Especiales. “Empezamos con 1.500 participantes y ha crecido tanto que en la última hubo más de 15.000 inscritos. Esta carrera se instauró gracias a mi hijo. Ahora Samia, la más pequeña de mis hijas, es quien se encarga de organizarla todos los años, coordinando cada detalle y buscando auspicios. Es una carrera muy importante en Quito y la ruta es hermosa”.

Y es que, en las curvas de la vida, Saadin sufrió el más grande de todos los reveses, cuando su hijo Saadin falleció intempestivamente mientras participaba en una carrera en Estados Unidos. Un trágico episodio que, gracias al amor y soporte de la familia, ha podido sobrellevar. Su voz se quiebra y una que otra lágrima habla del dolor, pero la presencia de su hijo se manifiesta en sus bisnietos Solah Gough. Muestra la fotografía de los pequeños y sonríe de corazón.

Aurora, su compañera de vida, sigue de cerca todas las carreras, aplaudiendo a su familia, cuenta que a los dos meses de la partida de su hijo la familia decidió seguir adelante con un viaje planificado con anterioridad, hacia Santiago de Compostela, una experiencia que, tomados de las manos, resultó redentora.

Sin duda, la vida de este gran ser humano es un cúmulo de momentos que han trascendido, en gran parte, por ser metódicamente disciplinado, acompañado de una tranquila forma de ser; aunque para Saadin y su hija Gaby, aquello puede ser también un defecto. En todo caso, el testimonio de Samia lo resume todo: “Mi padre es un ejemplo de vida, es un referente al cual siempre he querido seguir; un ejemplo de lucha, perseverancia y amor hacia todos los que tenemos la suerte de estar a su lado. Para mí y mis hermanas, una fuente de motivación en todo sentido. Su familia es lo más importante y el deporte fue también pretexto para mantenernos juntos y con metas comunes. Nos enseñó que, con disciplina, constancia y esfuerzo, no hay meta que no se pueda alcanzar. Los límites los pone uno, y los sueños siempre serán más grandes que los miedos. Mi padre me enseñó que en la vida, al igual que en el deporte, quien más se esfuerza es quien más lejos llegará”.

Personal

- Edad: 81 años

- Actividad: Comerciante

- Esposa: Aurora Ferri

- Hijos: Saadin, Lili, Gabriela y Samia

Laberintos de palabras

-Vida: Maravillosa

-Amigos: Lealtad

-Pasión: Familia

-Aurora: Amor

-Carrera: Desafío

-Fe: Inquebrantable

-La máxima medalla: La vida que he tenido

-Comida: Libanesa