Javier Rodríguez, después de la victoria tricolor ante Australia.

Rodriguez: ‘Tema celulares se negocia con los jugadores’

Ecuador jugará su segundo partido ante Nigeria el martes 29 desde las 15:00 en Goiania.

Javier Rodríguez está jugando su cuarto Mundial con Ecuador. El entrenador, nacido en Guayaquil hace 56 años, debutó con una victoria ante Australia (2-1).

En el Mundial de Chile, disputado en 2017, también obtuvo un triunfo en su primer partido (3-1 ante Honduras).

Para el DT, lo que pasó con Australia ya es pasado y que ahora están enfocados en uno de los más duros rivales: Nigeria.

El estratega, que dejó el comercio para entrar de lleno a ser director técnico, ha estado en tres citas mundialistas con la sub-17: México 2011, Chile 2017 y Brasil 2019; y uno con la sub-20 en Corea del Sur (2017).

Desde Goiania, él nos explica cómo se vive el Mundial.

¿Cómo están los muchachos?

Están mentalizados en que pueden salir adelante en esta fiesta mundial. Llegan al torneo basados en el poder de confianza que tiene cada uno. Ellos requieren de mucha concentración en el fútbol, pero también esta experiencia que viven les sirve como formación de personas. Son chicos de 16 y 17 años que se inician en la vida. No hay que olvidar que tenemos dos objetivos claros, hacer un buen Mundial y que los chicos lleguen a tener el fútbol como una profesión.

¿Y ahora Nigeria?

Es un gran equipo, otra cultura, varias veces campeón Mundial, pero nosotros estamos enfocados en lo que hacemos en nuestros entrenamientos.

¿Su meta es que sean personas de bien?

La formación es integral. El fútbol se genera a través de decisiones que van ligadas con los pensamientos, los cuales están conectados con lo que sentimos y en esto último es en lo que trabajamos más. Los chicos pueden estar bien hoy, pero mañana se les baja el ánimo y se los nota inestables. Tenemos que trabajar para que su cabeza esté bien, porque eso les da firmeza a la hora de jugar.

¿El ambiente de concentración cómo está?

Estamos junto a la selección de Hungría. Escogimos un lugar que tiene 100 por ciento concentración, está alejado del centro de la ciudad, eso sirve para trabajar con tranquilidad.

Sobre el rival, los chicos conocen de las individualidades que tienen. Saben que tienen una gran responsabilidad y que en el fondo es un juego importante.

¿En la sub-17 cómo se tiene vídeos de los rivales?

Nuestro trabajo gira alrededor de lo que hacemos. Luego vemos cómo funciona el rival, buscamos sus puntos altos y bajos. Nos gusta tener el balón. En los entrenamientos los chicos han visto vídeos de los rivales. Un ejemplo, estamos concentrados con Hungría y tienen vídeos de los juegos de Ecuador.

¿Las mismas reglas del Sudamericano en Lima, los celulares controlados?

Es algo que se negocia con los muchachos y con mucho respeto. Pueden comunicarse con sus familiares, pero con un control. Tratamos de que no tengan los celulares tanto tiempo. Además, en el hotel pedimos que no les pasen llamadas, a veces los empresarios los desconcentran.

¿Hasta qué hora es el último contacto telefónico?

Hasta después del desayuno y a la hora del almuerzo, como a las 13:00, los celulares se guardan y se concentran de lleno a lo que es el partido. Es algo que ha funcionado de buena manera.

Javier Rodríguez dirigiendo el cuarto Mundial, ¿cómo lo recibe?

Con la misma ilusión de como hace nueve años cuando debuté en un Mundial en México 2011. Los mismos sueños, pero con mayor experiencia, con las mismas ganas de hacer todo bien, de ayudar a crecer a estos chicos y hacer un buen torneo para mi país. Dependemos de la capacidad de estos jóvenes que a esta edad pueden jugar con cualquier país del mundo. Estamos conscientes de nuestras fortalezas y debilidades. Confiamos plenamente en la creatividad y el atrevimiento de estos chicos.

Un cuarto Mundial, ¿qué le queda a Rodríguez de todos los pasados?

Muchas experiencias, me enorgullece ver a muchos chicos que han llegado a ser profesionales, además que son personas de bien, eso me motiva a seguir trabajando con más ganas.

¿Y las cábalas?

No existen, porque cuando se trabaja con responsabilidad el resultado llega.