Llanta en un alcantarillado sin tapa.

El robo de tapas pone en riesgo a moradores del norte

Al menos 126 cubiertas domiciliarias y de cámara han sido sustraídas en lo que va del año en esta zona de Guayaquil.

No hay ciudadela que se salve. A lo largo de las avenidas Isidro Ayora, Francisco de Orellana, Guillermo Pareja Rolando, del Bombero, entre otras ubicadas en el norte de Guayaquil, se registra el mismo inconveniente: hay tapas de alcantarillas que han sido robadas en los últimos meses.

El problema se agudiza cuando, además de causar insalubridad y malestar a los moradores de las ciudadelas con las que colindan, provocan accidentes vehiculares o peatonales.

Uno de los últimos casos se suscitó la mañana del pasado 28 de agosto. El personal del Cuerpo de Bomberos rescató a un hombre no vidente que cayó dentro de una alcantarilla sin tapa cuando circulaba por la avenida que desemboca del túnel San Eduardo, por el complejo deportivo Carlos Pérez Peraso. La víctima fue llevada al hospital e Interagua repuso la tapa horas después del incidente.

Días antes, un hueco más pequeño también llevó a la clínica a Fernando Jiménez, un morador de la segunda etapa de La Garzota. Él salía de un gimnasio ubicado frente al monumento a Jaime Roldós y se tropezó por intentar esquivarlo.

“La verdad es que me fijé del hueco muy tarde, y por tratar de no caer en él me golpeé la cabeza”, precisa a EXPRESO.

Los vecinos de esa ciudadela dicen estar cansados de los constantes robos, que aunque dicen que no les perjudica monetariamente a ellos, sí han sido testigos de accidentes provocados por la falta de tapas.

“No solo sucede en las calles principales, de hecho, varias veces nos hemos encontrado con huecos en los exteriores de nuestras casas o cerca de los parques. Es un peligro para los niños”, dice Marcela Villafuerte, otra habitante de La Garzota. Junto a sus vecinos, cuenta, tomaron la decisión de grabar a todos los chamberos que pasan por el lugar, ya que aseguran que ellos son los que suelen robarse las tapas durante las madrugadas. Calculan que en lo que va del año se han llevado unas cinco cubiertas.

“Este sí es un mal que no sabemos cuándo acabará. Por la casa de mi hermana, en Samanes, ocurre algo parecido y allá en cambio hay un guardia nocturno que está pendiente de eso”, recalca Priscila Guerrero, otra de las vecinas.

Según Interagua, Samanes es una de los cuatro puntos en los que se ha registrado la mayor cantidad de robos de tapas de cámaras, domiciliarias y rejillas de alcantarillas. Sumando hasta la fecha aproximadamente 126 en todo el norte de la urbe.

Durante un recorrido realizado por este Diario se pudo constatar que en sectores como Alborada o Kennedy, los moradores optaron por poner palos para que los huecos sean visibles. En otras ciudadelas como Urdesa, se camuflan entre decenas de fundas de basura.

Las tapas no son lo único que se roban

Aparte de las cubiertas, las ciudadelas han sufrido los robos de tapas metálicas de cajetines de medidores, medidores de agua e hidrantes.

Con respecto a la electricidad, también han sido sustraídos cables de luz y de cámaras de seguridad y luminarias ubicadas en los parques, así como lo relató EXPRESO en tres reportajes publicados en diciembre del año pasado.

Solo en Los Ceibos se habían sustraído 12.000 metros de cable desde 2015.