Rescatando al Guayas

Para ilustrar este artículo me valgo del más conocido poema de Wenceslao Pareja, ese médico guayaquileño que no solo tomó las armas de Esculapio sino también la inspiración de la musa, que en sus primeros versos dice: “La voz del río es lenta, la voz del río es grave/ el patriarca barbudo viejas historias sabe...”. Y esta memoria lírica parece necesaria en la tentativa que ha emprendido la Municipalidad porteña para rescatar al Guayas, que se forma del maridaje de dos corrientes fluviales: el Babahoyo y el Daule. Y es que como el Nilo para Egipto y el Misisipi para Nueva Orleáns, es el Guayas el río tutelar de La Perla, ya que el Puerto Principal nació frente a sus aguas y al crecer siguió el rumbo de ellas, que buscan el mar en el golfo...

Por varias razones el Guayas ha ido perdiendo su importancia, sobre todo como medio de comunicación, ya por la aparición de las carreteras, como por la sedimentación que se ha venido produciendo a través de los años y que ha hecho que el río pierda su profundidad y que se anule la navegación que antes existía con barcos de gran calado surcando sus aguas. El propio puerto fluvial, por esta causa, virtualmente desapareció y hubo de levantarse el Puerto Marítimo, aprovechando el estero Salado que se pone en contacto con el Pacífico a través de canales.

Pero, se siguen haciendo esfuerzos por recuperar la validez de este gigante fluvial que le da el nombre a la provincia y a la propia ciudad. Y ello no solamente con las promesas siempre aplazadas de comenzar el dragado para limpiar sus profundidades y evitar, además, peligrosas inundaciones, sino con la presencia del magnífico Malecón 2000 y ahora con la anunciada construcción de tres muelles modernos y hermosos que le darán vida a ese río que las circunstancias negativas quisieron inutilizar. Sin olvidar los grandes puentes que lo cruzan desde hace algunas décadas y la construcción de una aerovía, que comenzará a armarse en breve, y que unirá a la urbe con “la vecina orilla”.

Y para concluir vale terminar como comenzamos, con otro poema, esta vez del gran poeta quiteño y universal Jorge Carrera Andrade: “Interminable estás al mar saliendo/ río Guayas cargado de horizontes...”.