Daños materiales. El terremoto del mes de abril dejó cientos de muertos y millones de dólares en daños materiales, como los que se aprecian en la imagen del edificio de un hospital público en Chone (Manabí).

La replica de los seguros

Lección no aprendida. Cinco meses después del terremoto de abril, las aseguradoras apenas han percibido un escaso crecimiento del 3,7 % en las pólizas contratadas.

Lección no aprendida. Cinco meses después del terremoto de abril, las aseguradoras apenas han percibido un escaso crecimiento del 3,7 % en las pólizas contratadas. Y eso incluye todos los ramos. No solo el que cubre catástrofes.

Así, la prima neta emitida por las aseguradoras de mayo a agosto, en los cuatro meses posteriores al choque de tierras, fue de 19,4 millones de dólares más que en los primeros cuatro meses del año, cuando nadie anticipaba la catástrofe. Son apenas 20 millones más en un universo de pólizas contratadas cada cuatrimestre de más de 500 millones de dólares y para el ex director de la Cámara de Compañías de Seguros del Ecuador, Luis Cabezas-Klaere, es más bien la tendencia normal de crecimiento en el sector asegurador.

“El repunte por el terremoto no ha sido significativo”, dice, haciendo énfasis en las réplicas que no dejan de sucederse y de inquietar a los ciudadanos y empresas, pero no tanto como para contratar un seguro. ¿La explicación? Más que indiferencia o imprudencia está en el bolsillo. “En este contexto de dificultad económica, quien no tenía dinero para un seguro antes del terremoto, peor lo tiene ahora”, comenta el abogado.

Pese a la escasa cultura aseguradora de los ecuatorianos, a sabiendas de vivir en una zona de alto riesgo por terremoto, las compañías de seguros tienen que cubrir casi 550 millones de dólares en indemnizaciones por los daños provocados por el sismo de 7,8 en la escala de Richter.

La Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros actualizó las cifras esta semana y confirmó que ya se habían atendido el 73 % de los casos reportados y que se habían pagado el 43 % de los siniestros.

Este desembolso de 236 millones ya realizado no se ha visto reflejado en las utilidades de las aseguradoras. Al menos, en el total del sector. Puesto que tanto en el primer cuatrimestre como el segundo, las compañías aseguradoras sumaron un global de 13,2 millones, respectivamente.

Aun así, hay empresas que reportan pérdidas desde mayo a agosto, con respecto al periodo de enero a abril. Por ejemplo, Chubb o QBE Colonial. La primera tenía beneficios de 5,2 millones de dólares en los primeros meses y pérdidas de 1,5 millones después del terremoto. La segunda ganó 3,5 millones en el primer cuatrimestre y perdió 1,9 millones en el segundo. “Son dos aseguradoras transnacionales, es probable que dada su fortaleza hayan preferido asumir el riesgo del terremoto sin necesidad de recurrir a los reaseguros”, explica Cabezas-Klaere. Y por eso, la merma en sus utilidades. Otras empresas más pequeñas o de menor fortaleza probablemente hayan mejorado sus beneficios pese al terremoto porque hayan trasladado los siniestros al reasegurador.

Lo que sí preocupa al sector es la futura contribución al Fondo de Seguros que empezará a pasar factura en enero. “Será un 1,5 % de las ventas en primas (pólizas de seguros) y eso es mucho teniendo en cuenta que las compañías suelen acumular en utilidades el equivalente al 3 % de esas ventas”, advierte el exdirector de Camseg. Es casi un “nuevo impuesto” que se llevará la mitad de los beneficios del sector.