La remodelacion del Mercado y sugerencias

En sitios aledaños al remodelado Mercado Central de Guayaquil se repiten diariamente escaramuzas y conatos de peleas entre pequeños comerciantes ambulantes y policías metropolitanos. Unos defienden sus mercancías, puestos fugaces de venta y el pan de cada día. Los otros cumplen órdenes de no permitir el uso indebido de las vías públicas. Pero todos con abusivas conductas creyendo que les asiste la razón.

En la remodelación, se debió dar cabida a los que dejaron el antiguo mercado (306) y no a los 268 que hoy ocupan los puestos. En lo arquitectónico, las urbes modernas deben ser de usos múltiples, aprovechando sitios y espacios. Se pudo haber desarrollado allí un edificio de 6 u 8 pisos, respetando la fachada patrimonial y desde el interior colocar cimientos para un alto edificio con permanente iluminación.

Su primera planta debió ser el mercado de abasto primigenio, y construir en la 2° un ente multifuncional: hoteles, cines, bancos, bares, discotecas, juegos, salas de conferencias, etc. Los mercados se consideran pequeñas ciudades dentro de la gran ciudad, lo que obliga a fomentar la mayor cantidad de servicios; así funcionan en Lima, Bogotá, Moscú, con su famoso Diskimir (Mundo de los niños), etc.

Una acelerada motivación inclusiva comercial necesita en esa área Guayaquil, que por la urgencia de compra y venta, a cuatro cuadras a la redonda del mercado se difunde el comercio ambulante o pequeños emprendedores que por haberse agotado la esperanza de trabajo formal acudirían allí.

Esta rentable idea podría construirse en el parque La Victoria, bajo alianza público-privada. Sería un importante paso para la recuperación y potenciación del centro comercial de Guayaquil y para dinamizar la economía, en especial de las Pymes.

César A. Jijón Sánchez