La region, con buenas notas en practicas sustentables

Si tuviera que evaluar la gestión ambiental que las empresas exportadoras realizan en la región, la nota que Alicia Frohmann asigna es un ocho sobre diez. La consultora de la División de Comercio Internacional de la Comisión Económica para América Lat

Si tuviera que evaluar la gestión ambiental que las empresas exportadoras realizan en la región, la nota que Alicia Frohmann asigna es un ocho sobre diez. La consultora de la División de Comercio Internacional de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) lo dice de forma contundente, convencida porque la preocupación empresarial por el tema ambiental sigue en aumento, apalancada en la necesidad de mejorar el nivel de competitividad.

Cada vez más empresas, dice, están incurriendo en la adopción de prácticas ambientales porque saben que es la manera en como hoy en día se logra consolidar o atraer nuevos mercados para hacer negocios. Ahora, explica, hay consumidores más exigentes que buscan saber el impacto ambiental y social que se genera con lo que visten y comen.

Cita el trabajo que han hecho países como Chile para posicionar su producto estrella: el vino. “Este sector es el de mayor trayectoria en términos de búsqueda de sostenibilidad. Más del 70 % del vino que Chile exporta cuenta con una medición de los gases de efecto invernadero que provoca”. Algo parecido están haciendo países como Costa Rica con su café y Colombia, con sus flores.

Frohmann fue una de las invitadas en la inauguración de la II etapa de Medición de Huella de Carbono que lleva a cabo Proecuador, junto a Corpei y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), y que busca dar mayor alcance al plan de medición en algunos productos ecuatorianos, que inició en el 2012 con el banano, atún, cacao, chocolate y aceite vegetal.

Silvana Vallejo, directora ejecutiva de Proecuador, sostiene que con cofinanciamiento de la CAF, hasta el momento han podido beneficiarse del proyecto unas 133 empresas. “En esta segunda etapa tendremos a firmas relacionadas con el sector de la madera, flores, semillas, balanceados y plástico”.

El desafío es que Ecuador también se una a ese grupo de países que en la región están alcanzando altos estándares en prácticas ambientales y que tiene a la medición de huella como una de las principales.

Para ello, dice, se está empezando con un proceso de “evaluación de las emisiones de carbono que las empresas pueden generar en los eslabones de su cadena de producción”. Una información que ayudará a las industrias a mejorar su eficiencia en procesos productivos y costos.

A este segundo grupo se unieron las empresas forestales que genera unos $ 230 millones en exportaciones. Xavier Elizalde, director Ejecutivo de la Asociación Ecuatoriana de Productores de Teca y Maderas Tropicales (Asoteca), señala que la decisión de participar “tiene que ver con la necesidad de alinearse a la expectativa que tienen los mercados internacionales. En la medida en que podemos mitigar y compensar estas mediciones seguramente eso va a incidir en poder acceder a nuevos mercados”. El blanco, sostiene, son los países europeos, que justamente tienen al tema ambiental como uno de sus requisitos.

Frohmann destaca el trabajo que se está haciendo en Ecuador y que encamina el esfuerzo de instituciones públicas y privadas. Lo importante, aclara, es que las naciones de la región se involucren en el desafío de hacer que su oferta sea más sostenible, que deje de ser algo que atañe solo a empresas exportadoras y que se convierta en parte importante de la “marca país” que se quiere divulgar al mundo.