Recuerdos

Entre flores y velas, guaguas de pan, colada morada, visitas a las tumbas de nuestros difuntos, cementerios engalanados, y una dosis de nostalgia, el Ecuador recuerda un año más el Día de los Difuntos y la importancia que tiene esta fecha dentro de nuestras tradiciones y costumbres, que son parte de la identidad de nuestro pueblo, y que también constituyen una oportunidad para la reflexión y el encuentro de cada uno de nosotros con nuestras creencias.

Este es un día de recuerdos, que nos permite añorar el encuentro, una vez más, con alguien que solo podemos hallar en nuestros sueños, y esperar el lograr mantener en él una de muchas conversaciones pendientes, que descansan aún en el interior de nuestras almas, así como la posibilidad de compartir momentos tristes y felices que nos faltaron por vivir.

Hoy, Día de Difuntos, hacemos espiritualmente un recorrido a través de un mundo desconocido al que todos llegaremos; conmemoramos de diversas maneras nuestro encuentro con el más allá.

Alrededor del mundo, tradiciones y ritos acompañan al ser humano en un diálogo con el pasado. Las distintas culturas unen tradición y fe para rememorar hoy el encuentro entre dos mundos, uno terreno y otro eterno, donde descansan familiares y amigos que son parte de nuestra historia, invitándonos a importantes reflexiones acerca de lo frágil de la vida, la importancia de la familia y de quienes formaron parte de nuestra existencia, y que ahora permanecen en nuestro interior, incorporados a nuestra vida diaria.

En sociedades como la nuestra, en la cual los días no alcanzan para todo lo que hay que hacer, en los que gracias a la tecnología los encuentros pueden ser cada vez más frecuentes pero también más fríos y distantes, y en los que el tiempo pasa rápidamente, días como hoy nos enfrenta con una realidad: lo efímero de los años, la necesidad de los encuentros para compartir con quienes nos rodean y la importancia de nuestra familia, aquella que todavía está con nosotros y la que partió un poco antes para esperarnos.