
Recintos de Daule se resisten a ser parte de la zona urbana
Para los habitantes del recinto San Enrique, de Daule, no resultó beneficioso pasar de ser zona rural a urbana. Al contrario, dicen, tienen más problemas desde que dejaron de pertenecer a la parroquia Los Lojas para ser parte de la satélite La Aurora.<
Para los habitantes del recinto San Enrique, de Daule, no resultó beneficioso pasar de ser zona rural a urbana. Al contrario, dicen, tienen más problemas desde que dejaron de pertenecer a la parroquia Los Lojas para ser parte de la satélite La Aurora.
En la misma posición están los moradores del recinto Sabanilla, quienes insisten en que se los mantenga categorizados como área rural, pues las tierras están destinadas a la siembra y no para ser urbanizadas.
El principal malestar es el incremento ‘descontrolado’ de los valores por los impuestos prediales, algo que, a criterio de ellos, no se justifica porque carecen de obras y servicios.
Sobre los elevados impuestos también se quejan los residentes de los recintos Sabana Grande, Potrerillo, Lomas de León, Yolán, Pelo de Iguana, Rinconada y Candelaria.
Las 73 familias asentadas en las 21 hectáreas de San Enrique cancelaban hasta el año pasado alrededor de 500 dólares. Ahora el impuesto se aproxima a los 6.000 dólares.
“De dónde vamos a sacar esa cantidad si apenas la cosecha de arroz nos alcanza para subsistir”, cuestionó Neptalí Mora, agricultor de 72 años.
Mientras Jorge Cedillo, de Sabanilla, denunció que por sus 17 hectáreas debe pagar más de 440 dólares, cuando el año pasado canceló 22 dólares. “Para el sembrío solo se destinan 5 hectáreas, porque lo demás es cerro virgen”, aclaró.
Al igual que los demás habitantes, Mora se resiste a que los incluyan en la categoría ‘urbana’. “Nacimos montuvios y nos mantendremos así... Sembramos la tierra”, expresó.
Su sobrino Julio Mora espera que los altos valores no sean una manera de presionarlos para que vendan sus terrenos, pues a escasos metros del recinto se desarrollan dos urbanizaciones y está en proyecto un campus universitario.
“Acá vinieron algunos empresarios interesados en comprar, pero les dijimos que esta tierra es sagrada, que es para la siembra”, relató.
En San Enrique, el recinto más cercano a la avenida León Febres-Cordero, hay más de un motivo para rechazar los valores: la vía es fangosa, el agua potable la compran a tanqueros y carecen de alcantarillado.
Además los moradores se quejan por los malos olores que emanan las aguas servidas que descarga una urbanización aledaña y que van directo al estero Sabanilla, de donde se obtenía el líquido para el aseo personal y para lavar la ropa.
“En las planillas nos cobran por alumbrado público, con el que no contamos; y hasta por el Cuerpo de Bomberos, cuando los incendios nos toca (a nosotros) apagarlos”, comentó Mora.
El procurador síndico del Municipio de Daule, Oswaldo Castillo, aseguró que se socializó la categorización de zona con la anterior administración de la junta parroquial. Explicó que, con base en un estudio, se actualizó el perímetro urbano proyectado en el desarrollo de La Aurora.
Además se refirió a las obras que se ejecutarán de manera paulatina, como es la conexión de la tubería de agua potable.